Paulina Medeiros nació en Tacuarembó en 1905. Se destacó en la generación del 30 como narradora, poeta y dramaturga.
Medeiros publicó su primer título de poemas en prosa en 1929. Entre sus libros figuran las novelas Río de lanzas (1946), Un jardín para la muerte (1951), Otros iracundos (1962), El faetón de los Almeida (1966), Resplandor sobre el abismo (1983).
«La obra de Paulina Medeiros nos conduce a través de historias de marginación social en los orfelinatos, con niños y adolescentes como víctimas del abandono y de un sistema corrupto, y aborda en especial la condición de la mujer dentro de la sociedad», expresó Alicia Semiglia en un análisis de parte de la producción literaria de Medeiros.
En 1947 ganó el primer premio del concurso del Ministerio de Instrucción Pública con su obra Los almácigos del diablo, que fue representada al año siguiente en el Teatro Solís, por la Comedia Nacional, con dirección de Carlos Calderón de la Barca.
Medeiros es parte de una larga lista de mujeres escritoras que cayeron en el olvido o fueron reducidas a su relación con algún escritor de renombre (en el caso de Medeiros, una relación de un par de años con Felisberto Hernández). Semiglia lo ilustró en su texto: «La obra de Paulina Medeiros constituye, sin lugar a dudas, uno de los tantos ejemplos característicos de olvido o descuido de la crítica literaria. Y es que son pocas las noticias, breves los comentarios recogidos acerca de esta escritora uruguaya».
Militancia
Además de su obra, Medeiros fue una reconocida activista social. Su oposición a la dictadura de Gabriel Terra en
1936 le costó el secuestro, la cárcel y el exilio en Buenos Aires. Allí publicó en diversas revistas bajo el pseudónimo Aracy de Guanabara y se integró a círculos de escritores; fue amiga del poeta argentino Carlos Mastronardi y del polaco Witold Gombrowicz.
Como asistente social Medeiros trabajó en barrios humildes y zonas rurales de Uruguay. También militó en defensa de los derechos de las mujeres.
Caras&Caretas
