“Intervención fiscal”, la utilización de la aplicación Tuapp, habilitar la microimportación y regular precio de los combustibles, son algunos de los planteos.
En esa línea, ediles de Paysandú propusieron en el Parlamento recibir beneficios fiscales mediante la aplicación Tuapp, una herramienta que desarrolló Antel y que es utilizada por el gobierno con los beneficiarios de canastas alimenticias del Ministerio de Desarrollo Social (Mides).
Macelo Tortorella, edil sanducero, dijo a El País que la “intervención fiscal” es la “única solución” para mitigar el impacto en los comercios locales, ya que estos cuentan con escaso margen de comercialización frente a los bajísimos precios del otro lado del río.
Un grupo de ediles de aquel departamento reclama además la exoneración impositiva sobre los productos “que realmente estén vinculados a las necesidades de subsistencia de una familia”.
“Puede llegar a ser importante para que los comercios de nuestros departamentos puedan seguir desarrollando sus actividades y proteger, precisamente, la mano de obra y el empleo en nuestro departamento”, consideró Tortorella al matutino.
Por su parte, Rodolfo Germano, el referente de “Salto en Movimiento”, un grupo de empresarios del departamento norteño, comentó a El País que es necesario la aprobación de dos medidas: habilitar la microimportación y regular el precio de los combustibles.
El empresario recordó que en 2021 los senadores Sergio Botana y Guido Manini Ríos presentaron ante el Parlamento un proyecto sobre la microimportación, con el objetivo de “eliminar los monopolios que se dan en el país” y a su vez bajar los precios de venta al público.
Sin embargo, “ese proyecto quedó en la nada” porque desde el Poder Ejecutivo se entendió que perjudicaba “a algunos importadores monopólicos privados que hay en Uruguay y que hacen que haya una cantidad de productos de la canasta básica que sean mucho más caros acá que en Argentina”.
Respecto a la segunda propuesta, detalló que en Salto los combustibles deberían estar un 20% más caros que en Concordia, ciudad próxima en Argentina, ya que a su juicio nadie pasaría la frontera “solo a echar combustible”.