Este miércoles pasado se concretó el lanzamiento del Dialogo Social sobre Protección y seguridad social convocado por el Gobierno. El presidente Yamandú Orsi participó en dicha instancia al igual que varios ministros. A este diálogo está llamada la sociedad entera, generándose un amplio abanico de instancias participativas en todo el país. Se trabajará en torno a cuatro ejes temáticos centrales: protección a la infancia, sistema de cuidados, protección a las personas activas y régimen de jubilaciones y pensiones.
La convocatoria a este “diálogo social” fue un compromiso del Frente Amplio (FA) durante la campaña electoral, ampliamente difundido y fundamentado. Se está cumpliendo entonces con uno de los aspectos más significativos del programa de gobierno propuesto a la ciudadanía y respaldado mayoritariamente en las urnas. Las organizaciones sociales respondieron afirmativamente al llamado. La nota discordante la dio la oposición política negándose-excepto Cabildo Abierto (CA)-a participar.
Los argumentos expresados para la no participación rondaron en torno a que estos partidos se sienten sub-representados en esta forma de diálogo, que prefieren el diálogo entre los partidos políticos y que no deberían estar en discusión las jubilaciones y pensiones porque esos temas ya fueron laudados en la ley que aprobaron en el período pasado y que la ciudadanía ratificó en el plebiscito. Esto es lo explicitado, lo que se dice. Pero quizá, los verdaderos fundamentos de esta negativa son mas profundos y habría que buscarlos en lo que no se dice. ¿Qué concepción de la democracia los inspira y los lleva a rechazar esta forma de participación? ¿Por qué se sentirían incómodos sentándose al lado de representantes de la sociedad civil, intercambiando opiniones y propuestas en un plano horizontal? ¿Será que creen que la única forma de representación válida es la que ellos ostentan? ¿Creerán que esto les puede quitar poder?
Nosotros concebimos la democracia como un sistema dinámico de organización de la sociedad, no estático. Que ese dinamismo debe conducir a avances en cuanto a las conquistas de derechos para todos los integrantes de dicha sociedad, donde, como decía Artigas, “lo más infelices sean los más privilegiados”. En esta concepción, la participación organizada es fundamental. Si queremos construir una sociedad mejor, más sana, más igualitaria, hay que mirarla globalmente, contemplando sus componentes políticos y sociales.
El camino iniciado el miércoles 16 puede, y debe, llevarnos a conquistas importantísimas, si es que creemos que una mejor sociedad debe ser más incluyente, que no debe dejar a nadie atrás, que el “buen vivir” debe ser para todos.
Las organizaciones participantes del diálogo han adelantado cuáles serán sus principales propuestas a poner a consideración. Por ejemplo, el PIT-CNT colocará los tres puntos del plebiscito-derecho a jubilarse a los 60, jubilación mínima igual a salario mínimo y eliminación de las AFAPs, además de los temas de cuidados, discapacidad y primera infancia así como también lo que refiere a la financiación de la Seguridad Social. También aparecen entre las propuestas de otras organizaciones los temas de pobreza infantil, los cambios en la organización del trabajo, las exoneraciones a los aportes patronales, etc.
Lo que surja de este proceso de diálogo será presentado al Poder Ejecutivo en un plazo ya definido-abril del 2026-, este elaborará los proyectos de ley necesarios para canalizar las propuestas y el Parlamento deberá estudiarlas y aprobar lo que entienda debe aprobarse. Allí estarán todos los partidos políticos. Entonces ¿A que el miedo a la participación?
Daniel Dalmao