En esta campaña electoral no hemos visto muchas propuestas, más bien generalidades del tipo de “vamos a arreglar todas las calles”. A pesar de que muchos candidatos no profundizan en los objetivos, diagnósticos, las formas de ejecución o incluso en las de financiamiento de sus ideas, el tema de las obras se mete tangencialmente en la campaña electoral y brinda la oportunidad de plantear tres aspectos que entiendo fundamentales y hasta innegociables.
Primero, las obras públicas son un medio para sostener políticas, no deberían ser nunca para satisfacer el ego de los gobernantes.
Pensemos en obras realizadas por la Intendencia de Salto, para respaldar el desarrollo social y cultural de nuestra gente, desde las piscinas barriales hasta los varios liceos que se construyeron mediante convenio (el N°7 en Barrio Artigas fue el último); los hogares estudiantiles, desde el de calle Artigas hasta el de Rincón de Valentín, pasando por la reconstrucción del de Dos Naciones destruido por un incendio; otras que buscan aportar al desarrollo económico como la terminal de ómnibus en Termas de Daymán o el complejo Ñandubay en Arapey para el turismo o la mejora de la vialidad del cinturón hortifrutícola respaldando la producción de frutas y verduras.
Segundo, otro mandato ético: buscar el mejor uso de los recursos, porque son limitados y no se puede hacer todo a la vez. Cuidar los dineros, optar por las soluciones más económicas, aunque a veces no sean las más baratas, pero con el factor tiempo se amortizan mejor, porque duran más o porque requieren menos recursos para su correcto funcionamiento.
Tercero, las obras tienen que durar, no puede ser que a las pocas semanas de terminado haya que estar reparando todo. Es muy caro, pero además posterga la atención de otras necesidades. Ejemplifico, el acceso a Villa Constitución, se conservó casi 15 años en buenas condiciones a pesar de la falta de mantenimiento; la ruta de acceso a Termas de Arapey, se inauguró y antes de los 6 meses ya tenía equipos de la Intendencia realizando reparaciones de distinta envergadura y 10 años después hubo que hacerla totalmente a nueva.
La calidad de los proyectos y de la construcción es determinante a la hora de la duración, se necesita rigor en el proyecto y en el control de la ejecución.
La vida útil de las obras está asociada a los mantenimientos, preventivos y correctivos. Significa destinar recursos para estas tareas. Atender los edificios y las infraestructuras y observar su funcionamiento. A veces la prevención implica limpiar un canalón o una alcantarilla. Requiere del compromiso de los usuarios, que estén atentos y que cuando aparezca una gotera en un techo avisen, también que unas vez avisado se repare. Muchas veces son pequeñas cosas pero que con el tiempo se van agrandando, como cambiar un clavo de techo porque una pequeña filtración de agua puede dañar irreversiblemente un cielorraso.
El mantenimiento, como no se inaugura se posterga indefinidamente. Habitualmente las obras públicas se inauguran con bombos y platillos y por falta de mantenimientos se deterioran hasta que “ya no da para más” y se invierte mucha plata y tiempo para recuperarlo y volver a inaugurar con nuevos bombos y platillos.
En nuestro Salto necesitamos una cantidad de obras de todos los tipos y rubros.
Cambiar el sistema de gestión de los residuos implicará transformar el vertedero en un sistema de relleno sanitario más amigable con el ambiente; mejorar la calidad y generar nuevos destinos que complementen la oferta turística; o seguir mejorando la caminería rural, necesario para la producción pero impostergable para que los vecinos tengan alternativas accesos cuando los pasos están crecidos.
Brindar equipamientos urbanos de calidad para el desarrollo social, cultural y deportivo en los barrios de Salto. El extremo este de la ciudad debería ser la primera zona a atender.
También sacar a cientos de salteñas y salteños de las condiciones de precariedad habitacional requerirá de muchos recursos.
Salto necesita mucho; tenemos recursos limitados, prioricemos y hagamoslo bien.
Arq. Rogelio Texeira