Parece que en campaña a algunos candidatos se les suelta la lengua y se paran frente a las cámaras y con cara de circunstancia proponen cosas que saben son imposibles de cumplir. No es de ahora, siempre hubo y seguramente habrá. Desde el mítico Tortorelli que prometía calles en bajada para ahorrar combustible hasta algunos actores locales.
Parten de un problema que hay que atender, pero generalmente la propuesta no pasa de una idea, pues casi nunca las desarrollan y quedamos esperando nos expliquen cómo lo harían, cuánto cuesta, cómo se financia, cuánto tiempo lleva terminar, qué diagnóstico dice que eso justamente es lo que hay que hacer…
Por ejemplo, hace unos días escuché a alguien decir que iba a “intervenir en todas las calles de Salto” y quedé esperando que explicara qué quiere hacer con semejante anuncio, que explicara si van a acondicionar todos los pavimentos, mejorar el alumbrado, construir veredas seguras, plantar y cuidar los árboles, limpiarlas o colocar cartelería del nomenclátor. Dicho sea de paso, con tantos cambios de nombres de calles, sería necesario.
La ciudad de Salto tiene unos 400 km de calles de diferente tipo y condiciones. No caben dudas que se requiere de intervención ordenada, planificada que responda a un proyecto que contemple el estado de las calles y el rol que juegan en la movilidad de las personas. Algunas necesitan ser reconstruidas casi que desde cero o al menos bacheo mayor y otras mantenimiento preventivo, como sellar las juntas de los hormigones.
Con precios surgidos en licitaciones recientes, sabemos que reparar un metro cuadrado de losas de hormigón de 20cm cuesta $5.000 y de carpeta asfáltica $2.500 a lo que hay que sumar la preparación de la base sale $3.000 por metro cúbico. El tratamiento bituminoso es el pavimento más barato con alrededor de $700 por metro cuadrado.
Considerando esos 400km por 8 metros de ancho promedio de nuestras calles, estamos ante 3.200.000m2 de calles. Si supusiéramos, y sabemos que es un absurdo que no fuera necesario realizar movimientos de suelos y compactación de tosca, ni obras complementarias como cordones, alcantarillas, drenajes pluviales, etc. y solo fueran a ejecutar en toda la superficie de las calles lo más barato, estaríamos hablando de más de 2.200 millones de pesos, más de la mitad del dinero total que dispone la Intendencia en un año, el 10% de lo disponible para todo uso en el quinquenio.
Este monto es similar al destinado anualmente para pagar el Fideicomiso Daymán con el que Salto decidió enfrentar la desastrosa situación económica-financiera con que dejó a la Intendencia la última gestión departamental de la Coalición (2010-15).
A esto habría que sumarle las otras tareas que son más caras y que incluyen cordones, bacheos con movimientos de suelos, drenajes pluviales, etc. lo que haría un monto inabordable para los recursos disponibles por parte de la Intendencia de Salto, donde además deberá sumar los costos de mantenimiento y mejora de los 4.000km de caminería rural y de las calles de las demás localidades del departamento.
Esto tiene diferentes lecturas, con las que podemos construir escenarios a futuro: o no hacen lo que están proponiendo o tienen que aumentar considerablemente los ingresos. Esto último es posible únicamente subiendo los impuestos departamentales.
Seguramente por ello no quieran salir del titular del anuncio. Nos pasó en este último período de gobierno, en el que los anuncios no lograban superar el nivel de titular de los diarios como puertos de barcazas, megaemprendimientos inmobiliarios con miles de puestos de trabajo, hubs logísticos, eliminación de asentamientos o el saneamiento en Termas que prácticamente iban a solucionar todos los problemas de Salto y su gente.
No se pueden seguir aprovechando de la nobleza de la gente, que se va hartando, porque es consciente que son meras promesas de campaña sin otro propósito que el de tratar de captar algún voto. Por eso reclamamos que hablemos en serio, con fundamento, con propuestas sólidas, viables y realizables.
Arq. Rogelio Texeira