Artigas y los más infelices (Por el Arq. Rogelio Texeira)

Artigas y los más infelices (Por el Arq. Rogelio Texeira)

Hace unas semanas, desde el Gobierno Nacional, se informaba que en 2023 se había alcanzado el nivel salarial de 2019, pero, un estudio realizado por la consultora Exante demuestra, a partir de datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que solo en el quintil de mayores ingresos el promedio del año pasado fue mayor que en 2019 y que el resto, es decir 4/5 de los 1.260.000 hogares tuvieron ingresos menores que en 2019.

En definitiva, aunque en promedio se recuperaron los ingresos, más de un millón de hogares tuvieron ingresos menores que durante el 2019. El promedio de ingresos por hogar en 2023 para el país fue de $91.000 y para Salto de $76.226, casi 20% menos.

Ahora el gobierno dice que son datos viejos y que en el primer trimestre del año hubo un aumento significativo de los ingresos, ¡ojalá! aunque recién será comprobable cuando dentro de varios meses se publiquen los microdatos del año 2024. De todas formas, la media de ingresos entre el primer semestre de 2019 y el primero trimestre de 2024, muestra un crecimiento de apenas 0,8%. Echa por tierra el argumento del Gobierno y confirma que el aumento del ingreso se concentra en los hogares más ricos.

Espero que el eslogan “tú sueldo rinde más” tenga como destinatario al 20% más rico y no sea una burla a los compatriotas que vieron disminuir sus ingresos.

Esto explica parcialmente la situación que ya hemos abordado desde esta columna referida a la pobreza y el empleo, donde, según estudios del Ec. Nuñez Villarino, más de 20.000 salteños son pobres (la mitad de ellos menores de edad) y gran parte de nuestros trabajadores tiene problemas vinculados a la formalidad.

La evolución regresiva de los ingresos de los hogares se manifiesta en el aumento de la desigualdad que registra el índice Gini, que la mide mediante el cociente entre el ingreso medio del último decil y el primero, otro dato publicado por INE hace unos meses.

Este Gobierno no llevó adelante políticas destinadas a mejorar de forma permanente la situación de los hogares de menores ingresos; solo durante la pandemia alguna cuestión como para la coyuntura.

Algunos técnicos dicen que la política salarial fue neutra porque no priorizó ningún grupo en la distribución del ingreso; las pautas salariales no incorporaron ajustes diferenciales para las categorías más bajas (por ejemplo a los peones de chacras) y tampoco hubo un aumento del salario mínimo nacional (SMN) por sobre los promedios, cosa que se repitió con jubilaciones y pensiones.

Tampoco actuó atendiendo seriamente la situación generada en el litoral con la gran diferencia de precios que existió con Argentina y que ahora parece que vuelve. Un paliativo para muchos salteños porque les permitía mejor rendimiento a sus salarios, pero que como se ve, afectaría a mediano y largo plazo la situación económica del departamento y que indudablemente termina afectado más a los sectores menos favorecidos.

El INNED (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) marca que casi la mitad de los jóvenes de entre 20 y 23 años no terminaron el bachillerato, estamos en el puesto 15 de 17 países de Latinoamérica, muy lejos del 100% que marca la ley. Muy lejos del “sean los orientales tan ilustrados como valientes” porque hoy para ser valiente se necesitan desarrollar capacidades y habilidades, para lo que la educación es imprescindible.

El aumento de la pobreza infantil, de la desocupación y la informalidad en el trabajo, de la deserción del sistema educativo, de la gente en situación de calle y las dificultades para el acceso a la vivienda son los previsibles resultados de las políticas implementadas, contrarias al “que los más infelices sean los más privilegiados”.

Quienes nos identificamos con el legado artiguista, no podemos estar conforme con estos resultados y debemos exigir cambios profundos, que sin griteríos ni alharacas, vayan a la raíz de los problemas.

Miles de compatriotas y coterráneos requieren respuestas urgentes. El 30 es la primera instancia, aprovechémosla apostando por un cambio de verdad.

Arq. Rogelio Texeira.

 

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