Derrota de Milei en Buenos Aires ¿Será el inicio del fin? (Por Daniel Dalmao)

Derrota de Milei en Buenos Aires  ¿Será el inicio del fin? (Por Daniel Dalmao)

El domingo pasado, 7 de setiembre, la provincia de Buenos Aires votó para renovar parcialmente su parlamento. Estrictamente fue eso, una elección provincial donde estaban en juego 46 bancas en diputados, de 92, y 23 bancas de senadores, de 46. Hablamos de parlamento de la provincia. No el nacional, este se renovará con las elecciones del 26 de octubre de este año. Pero por distintas razones estas elecciones tomaron una dimensión política de carácter nacional y, por qué no, despertaron un significativo interés internacional.

Buenos Aires es la provincia más poblada de la Argentina, allí vota el 40 % del padrón nacional. Esta vez, además, la elección provincial se “desdobló” de la nacional. ¿Qué quiere decir esto? No ocurrieron al mismo tiempo las dos instancias, por iniciativa del gobernador peronista, Axel Kicillof, se decidió hacerlo por separado (decisión esta no compartida por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner). El partido del presidente, junto con sus aliados del macrismo sufrió una terrible derrota. El peronismo lo superó por más de 13 puntos.

La elección bonaerense ocurrió faltando tres meses para que se cumpla la mitad del gobierno encabezado por Javier Milei y a 50 días de las elecciones nacionales de medio término. Agreguemos a todo que, este no es precisamente un gobierno cualquiera sino que es uno con características muy particulares, lo es por lo peculiar de la figura del presidente, por lo que anunció que iba a hacer, por lo que está haciendo y por el momento histórico en el cual llegó, entre otras.

Milei  dijo que iba a destruir el Estado desde adentro, porque este era el peor enemigo, que iba aplicar un imprescindible gran ajuste económico y que este sería pagado por la “casta política”, que iba a dolarizar la economía-es decir que desaparecería el peso argentino, la moneda a utilizar sería el dólar estadounidense- y que para lograr todo esto el hermano pueblo argentino viviría en lo que él entiende por el “reino de la libertad”. Dejamos fuera de estos “anuncios” otras “bellezas” como el libre porte de armas, la venta de órganos para obtener recursos, etc.

En realidad, lo que se está haciendo en Argentina, desde nuestra óptica, es un terrible y cruel experimento político y social. El gran ajuste no lo está pagando la “casta”, como se anunció, sino el pueblo, los jubilados, los trabajadores con y sin trabajo, la educación y la salud pública. Las medidas que implica este ajuste, sin dudas que son compartidas por las clases dominantes argentinas y probablemente las de nuestro país y de nuestra América Latina, pero nadie se animaba a hacerlo. De ahí lo maquiavélico de este experimento, porque muchos “poderosos” lo estarán observando para ver que se puede replicar en otros lugares.

La vida se está encargando de demostrar que es muy difícil que este proyecto funcione pero, ¿Quién paga el sufrimiento de millones de personas? ¿Quién se hará cargo de las terribles consecuencias sociales?

El poder y sus instrumentos, que a veces pueden personificarse en un “loco”, no juegan solo, por suerte. Los pueblos reaccionan y el hermano pueblo argentino ha dado muestras históricamente de su capacidad de movilización, de resistencia y lucha. Por eso confiamos que sabrá encontrar los caminos que lo saquen de esta pesadilla.

A todo esto, nosotros, los uruguayos y las uruguayas, además de solidarizarnos con la lucha de nuestros vecinos, ¿Qué experiencia podemos sacar, que análisis debemos hacer?, ¿Puede pasarnos a nosotros lo mismo o algo parecido?

Las realidades y experiencias de cada pueblo son particulares, difícilmente se repitan en otros. Pero así como decimos esto, también estamos convencidos de la necesidad de estudiar profundamente los diferentes procesos para poder entenderlos. No para copiar nada o para prevenir las mismas cosas, sino para que ese estudio nos de herramientas para entender mejor nuestra realidad, para estudiar mejor la nuestra. Y ahí sí, construir nuestra propia perspectiva.

Estamos escribiendo esto cuando aún es 11 de setiembre, por eso junto con el entrañable Salvador Allende reafirmamos que, “Más temprano que tarde se abrirán las alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Daniel Dalmao