Por estos días se conoció otra partida extraordinaria de dinero, que el Poder Ejecutivo le transfirió a Salto Grande. Más de 700 millones, lo que ya suman los 1.500 millones al año de asistencia financiera. Lógicamente, que promovemos la decidida participación del Estado en el fortalecimiento, la inversión y la profesionalización de nuestro mayor activo energético. Ese monto equivale al costo de construir 400 viviendas por año.
Pero esta asistencia financiera a Salto Grande, tan desordenada e improvisada, deja al descubierto la incapacidad absoluta en la gestión, de las actuales autoridades. Surge de la propia resolución firmada por el Presidente Lacalle, que la partida financiera de Salto Grande, no se actualiza desde 2016. Quiere decir, que la última vez que se proyectó estratégicamente el desarrollo de Salto Grande en términos presupuestales, fue en tiempos del Frente Amplio, bajo la Presidencia del Ing. Gabriel Rodríguez. Las actuales autoridades, que manifestaban estar preparadas, no fueron capaces ni siquiera de elaborar un presupuesto, algo tan básico como imprescindible. Y ello, pudo ser tres razones: por la ignorancia, por no tener idea de la gestión pública; por soberbia, no escuchar a los técnicos y especialistas que si conocen la temática; y/o por desidia. En los primeros meses de 2020, cuando todo el Estado proyectaba su presupuesto, las autoridades de la CTM estaban en plena campaña electoral para las elecciones Departamentales. Ni pisaban las instalaciones de Salto Grande.
Ese descuido permanente por sus obligaciones frente a la gestión, que se vio desplazado por la permanente ambición de llegar a ocupar más poder, llevó necesariamente a desatender las cuestiones más básicas, como asegurar los recursos financieros para su gestión. Increíble, pero real.
Por lo tanto, tamaña irresponsabilidad, no solo lleva a estar permanentemente pidiéndole plata al gobierno y a UTE, sino que –y esto es lo peor- hundió a Salto Grande en una fenomenal crisis. Cortó su cadena de pagos, no puede atender en tiempo sus proveedores, postergó un sin número de veces inversiones necesarias, acarrea dificultades en la política de mantenimiento.
Lo único que no se vio postergado o resentido, fue el acomodo de correligionarios. Todo ello sin ningún criterio profesional. Solamente lo más importante: Ser Edil de la lista de Lacalle Pou y Delgado. Pero además, hay otros que se beneficiaron de aportes extraordinarios: La Fundación A Ganar, muy vinculada al sector de Lacalle en el Partido Nacional. También Caram y dos Santos en Artigas son de la misma lista.
La promesa de los “mejores 5 años”, nos demostraron que: no hicieron gestiones básicas, por estar dedicados siempre a la campaña política.
Tuvieron que recurrir desesperadamente a contar con partidas financieras sin presupuestar, generando una distorsión en el presupuesto. Sumieron a Salto Grande a tener asfixia financiera, provocando serios problemas a su funcionamiento, salvo los amigos correligionarios. Para ellos siempre hubo.
Hechos que nos enteramos porque existe oposición en el Parlamento y porque algunos periodistas se animaron a investigar y publicar. Porque desde el oficialismo, quienes ahora en campaña electoral se llenan la boca hablando de democracia y transparencia, cuando tuvieron que tomar decisiones fueron por otro camino e impidieron el control de la oposición. Posiblemente porque sabían que esto iba a pasar y no querían que se supiera.
La defensa de la democracia, el cuidado de las instituciones y la transparencia son señas de identidad del seregnismo; estamos comprometidos en cuidarlas y defenderlas cada día.
Es necesario, en Octubre, comenzar a volver.
