El refrán popular dice que “No hay mal que dure cien años” con la esperanza de que el mal no es eterno, no durará tanto y las cosas cambiarán para bien. Una segunda versión le agrega “…ni cuerpo que lo resista” dándole un toque de humor negro.
Lo cierto es que los refranes no son leyes, ni reglas, ni normas, solo dichos al servicio, por lo general, a las clases dominantes y este en particular, con las dos partes, es frecuentemente usado cuando las constantes crisis económicas del sistema capitalista imperante.
Hay muchos ejemplos para asegurar que no es verdad, que hay muchos males que duran más de cien años y hace unos días tuvimos un ejemplo muy claro murió después de haber cumplido 100 años Henry Kissinger.
Asesor de Seguridad Nacional y Secretario de Estado de Richard Nixon (37° presidente del 1969 a l974) y de Gerald Ford (38° Presidente de 1974 a 1977), recordemos que Ford era vicepresidente y asume ante la dimisión de Nixon (el único presidente de Estados Unidos en renunciar a su cargo) por espionaje al Partido Demócrata (opositor), caso conocido como Watergate (Nombre de un complejo de edificios donde funcionaba la sede central del Partido Demócrata), y se hace pública por una investigación periodística.
Ante la presión pública la investigación llega a los círculos más cercanos de Nixon y para evitar un juicio político ese fue el desenlace. Por estos lares el caso de espionaje a legisladores opositores llega al piso 4to. de la Torre Ejecutiva y es considerado como algo anecdótico.
Desde 1969 hasta 1976 Kissinger dirigió la política exterior de Estados Unidos, considerado el “arquitecto del orden mundial”, y a la vez titular de la Seguridad Nacional. La política exterior y la seguridad nacional son una: el interés del País, esa es su concepción.
Paradójicamente en 1973 otorgan el Premio Nobel de la Paz, por las negociaciones para finalizar la guerra de Vietnam, a Kissinger junto al dirigente Le Duc Tho (Revolucionario comunista de Vietnam) quien no aceptó porque la guerra continuaba y se extendió más de 2 años. También renunciaron 2 integrantes del comité denunciando la intervención militar en países neutrales.
Como en Laos, que estaba en conflicto interno, y con el pretexto de que daban suministros al Vietcong (Frente Nacional de la Liberación de Vietnam) fue arrasada por los bombardeos de Estados Unidos.
En Camboya más de 40.000 civiles muertos por los intensos bombardeos. La intervención promovió que Pol Pot (dictador y genocida) y los Jemeres Rojos (Grupo guerrillero) tomaran el poder y desataran una matanza de cientos de miles.
Por un lado extendía la guerra en Vietnam, donde había un fuerte interés de China, pero dialogaban con Mao Tse Tung (o Zedong, líder revolucionario y Presidente de la república Popular de China) para enfrentar a la URSS en el marco de la Guerra Fría.
Durante las décadas posteriores a su participación en el gobierno de Estados Unidos mantuvo, hasta su muerte, una fuerte influencia sobre presidentes y secretarios de estado y en la política exterior imperialista.
Barack Obama (44° Presidente de Estados Unidos de 2009 a 2017) considerado por algunos como el más progresista de los presidentes de estados Unidos, no es nuestra opinión, le condecoró como “Servidor Público Distinguido”, vergonzoso acto, distinguirlo por su criminal y sangriento servicio de intervenciones militares, invasiones, bombardeos masivos, golpes de estado, masacres y genocidios.
Tan vergonzoso como los obituarios de dirigentes políticos y gobernantes de distintos países que ensalzan la figura de este criminal de guerra, violador del derecho internacional y los derechos humanos, nunca juzgado.
Bernie Sanders (Político independiente que se define socialista) lo definió como el “…secretario de estado más destructivo en la historia de este País…”. Esta frase la dice en el debate con Hilary Clinton por la candidatura a la presidencia por el Partido Demócrata.
En América Latina tuvo activa participación y Uruguay no estuvo exento, así lo confirman documentos desclasificados que revelan los esfuerzos para prevenir la victoria del Frente Amplio en 1971 lo que Washington consideraba como una amenaza mayor que los Tupamaros.
Desde 1964 Estados Unidos establece una oficina del Programa de Seguridad Pública para asistir a la policía, en 1969 doblan la asistencia en equipos y entrenamiento policial, los nuevos oficiales entrenados en los Estados Unidos comienzan a ocupar puestos claves y aumentan las denuncias de torturas.
Henry Kissinger describe la situación de Uruguay a principios de los setenta “El tema de oposición más importante es el sentimiento general de malestar…creciente desilusión, …causada por la falta de oportunidades” , en ese contexto comunistas, socialistas, demócratas cristianos, ciudadanos independientes y disidentes de los colorados y blancos creaban el Frente Amplio y ganaba apoyo popular. Muy preocupado por el ejemplo de Salvador Allende temía que se repitiera un triunfo electoral como el de la Unidad Popular en Chile.
En reunión de Richard Nixon con el primer ministro Británico Edward Heath, según memoria de Kissinger del 20 de diciembre de 1971, el presidente le menciona que los brasileños ayudaron a manipular las elecciones uruguayas.
Elegido presidente Juan M. Bordaberry (Partido Colorado) en 1971, derrotado militarmente el MLN Tupamaros en el año 1972, en 1973 ejecuta el autogolpe, disuelve las cámaras, proscribe a los partidos políticos y organizaciones sindicales, profundiza los métodos represivos sobre la población.
“No veo por qué tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo” esta célebre frase fue pronunciada en reunión del Comité 40 (Operación para derrocar gobiernos no afines a Estados Unidos) expresa su preocupación de que Salvador Allende gane las elecciones en Chile. Lo que si ocurre en setiembre de 1970 y ahí comienzan los planes para evitar que asuma, Plan Track 1 que el congreso reelija a Frei, no tiene éxito, y viene Plan Track 2 encontrar un militar con quien orquestar un golpe de estado, este si resultó.
El 11 de setiembre de 1973 cae muerto en La Moneda (casa de gobierno) Allende y da comienzo a 17 años de terror y muerte, con la colaboración directa de la CIA, de la dictadura de Augusto Pinochet.
Con respecto al golpe militar en Argentina en 1976 Kissinger practica un doble discurso de supuesta no intromisión, planteo público, para no quedar expuestos como en los golpes de estado de Uruguay y Chile y por otro lado respaldó el terrorismo de estado y sugirió que “hicieran lo que tuvieran que hacer lo más rápidamente posible”
Con la presidencia de James Carter, uno de los ejes centrales de la política exterior de Estados Unidos son los Derechos Humanos por lo que se suspenden las ventas de armas y se votan en contra los créditos a la Argentina. Al retomar el gobierno los Republicanos con Ronald Reagan vuelven a prevalecer los criterios de Kissinger.
Los documentos desclasificados muestran a Kissinger como pieza clave en los vínculos de Estados Unidos y la junta militar argentina.
Fue fundamental en la Operación Cóndor o Plan Cóndor, campaña de terrorismo de estado que incluía operaciones de inteligencia, represión, hasta asesinatos de opositores. Implementado a partir del año 1975 por los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, y con participación esporádica de algunos o en forma indirecta de otros países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, Perú, con la oposición en reiteradas oportunidades de Venezuela que la convirtió en uno de los principales destino de exiliados del cono sur. Se estima que entre 8.000 y 9.000 exiliados uruguayos fueron recibidos en Venezuela.
El Plan Cóndor en el marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional proporcionó planificación, coordinación, apoyo técnico, ayuda militar a grupos golpistas y juntas militares en la formación en terrorismo de estado.
Este plan instrumentó el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios, torturas, violaciones, desapariciones y asesinato de personas consideradas “subversivas” por ser opositores y de partidos democráticos, de izquierda, sindicalistas, pertenecer a gremios estudiantiles, organizaciones juveniles, religiosas, sociales territoriales, etc.
Según documentación encontrada por la justicia paraguaya en el marco de este plan se asesinaron a unos 50.000 opositores a las dictaduras en Latinoamérica, con 30.000 desaparecidos, y pasaron por las cárceles y torturas unas 400.000 personas. Uruguay fue el país que tuvo más presos durante el Plan Cóndor en relación a su población.
Greg Grandin, historiador de la Universidad de Yale, autor del libro “La sombra de Kissinger” considera que las acciones de este “diplomático visionario” llevaron a la muerte no menos de tres millones de personas.
Tomado de un poema de Mario Benedetti:
“la muerte / no borra nada / quedan / siempre las cicatrices/…/
se acabó el monstruo prócer/…/a no olvidar que este / es un muerto de mierda.”
Fernando (Pico) Menoni
Frenteamplista – De la diáspora Comunista
Director de Desarrollo Humano y Social – Intendencia de Salto 2005-2010