El sistema democrático republicano de gobierno requiere un compromiso muy grande de sus actores con la sociedad. De los actores colectivos, como los partidos políticos, los sindicatos, las corporaciones de empresas, las iglesias, ONGs, etc, pero también de los individuos, de cada uno de nosotros.
Compromiso que debe pasar por la defensa de sus postulados, pero también por el respeto de los legítimos intereses e ideas de los demás, y es en esa articulación de diferentes cuando se pueden construir los acuerdos que mejoren el funcionamiento de la sociedad.
Todas las sociedades tienen que mantener un clima mínimo de entendimiento para tener un buen desempeño, superarse y progresar. No es posible si no se construye ese buen clima y pasamos todo el tiempo en un enfrentamiento estridente entre quienes sostenemos posturas diferentes. Es válido para todas las comunidades, las grandes como una nación, las intermedias como una ciudad o barrio, o las menos numerosas como las familias.
Este momento, cuando la violencia existente en nuestra sociedad permea en la campaña electoral, con diferentes actores, algunos protagonistas de primera línea dedicados durante mucho tiempo a agraviar a quienes piensan diferente, muchas veces desde redes sociales virtuales, pero amplificados por otros o por medios de comunicación; se hace necesario ser muy claros y plantear un límite, un hasta aquí llegamos.
Debemos buscar que la discusión pase por las ideas y las propuestas y no por el intento de hacer salir de la lucha a los demás, solamente porque piensan diferente o porque pertenecen a otros colectivos, a otro partido político, agrupación o lista. Pero que también es válido cuando se trata de la discusión entre simpatizantes de clubes deportivos o creyentes de diferentes credos.
De lo contrario caemos en el descrédito, en el agravio y la banalización de la discusión y quedamos a un paso del vale todo.
Pensar que el vale todo da réditos electorales es subestimar a la gente, despreciar la calidad humana y la cultura democrática de los ciudadanos uruguayos.
Este ciclo electoral es una gran oportunidad de dignificar la actividad política, de consolidar nuestra calidad democrática. Pero exige el compromiso de todos los actores, desde los candidatos hasta cada uno de los ciudadanos, pasando entre otros por los militantes y los medios de comunicación.
Pasará por profundizar en la discusión sobre las propuestas para nuestro país, departamento o municipio, con altura y respeto. Firmeza en la defensa de las ideas pero sin descalificaciones hacia quienes piensan diferente.
Priorizar los sueños colectivos por encima de las aspiraciones personales, buscando minimizar la preeminencia de los egos y del individualismo exacerbado que se inculca desde eslóganes como el “hacé la tuya” u otros parecidos con los que se quiere imponer una forma de pensar y hacer por sobre la solidaridad característica de los uruguayos.
Sabemos que en su inmensa mayoría los actores públicos tienen una fuerte vocación por la construcción de una sociedad mejor, pero también le hacemos saber a quienes no, que no todo es válido, que hay desviaciones y prácticas que los uruguayos no estamos dispuestos a permitir.
Con firmeza en la defensa de nuestras ideas y propuestas, pero sin descalificaciones hacia quienes proponen otra cosa, reclamamos de nuestros representantes un compromiso importante, pero también debemos estar dispuestos a dar lo que exigimos.
¿Lo estamos?
Al final será el pueblo, la ciudadanía quien definirá.
Arq. Rogelio Texeira
Director de obras I. de Salto (2005-2010); Delegado uruguayo ante CARU (2015-2020)