Ayer se cumplieron 43 años del NO a la Dictadura.
Quienes mediante el golpe de estado usurparon el poder violando la Constitución y las leyes pretendieron legitimarse con una nueva, hecha a medida de sus intereses.
Se plebiscitó el 30 de noviembre de 1980, en el medio de una campaña del miedo, con cientos de proscriptos, presos y exiliados políticos que no podían participar.
Sin embargo, el pueblo uruguayo, votó en contra de lo que pretendían y se vio una luz de esperanza al final del túnel.
La dictadura, que venía envalentonada luego que Pinochet hiciera lo propio en Chile, propuso un texto hecho a puertas cerradas por la Comaspo.
Con libertades individuales y el derecho de reunión suspendidos, instalaron una permanente y avasalladora propaganda en todos los medios a favor del SI y solamente hubo un debate televisivo en la que los opositores pudieron presentar sus argumentos.
Entre quienes apoyaban el SI estaban los sectores colorados de Pacheco Areco y una parte del herrerismo orientada por Alberto Gallinal Heber.
Los militantes del NO debieron ingeniarse y consiguieron hacer pequeñas reuniones o actos, que muchas veces terminaban con los oradores detenidos y en la predica desde algunos semanarios como “Opinar” dirigido por Enrique Tarigo o en las editoriales de algunas radios como los de Germán Araújo desde CX 30, que “bajaban línea” para el diálogo boca a boca.
En Salto, se editorializaba en Radio Cultural, y Haroldo Ancel terminó detenido y el diario “La Prensa” clausurado por poner un aviso que decía que los democratacristianos votaban NO.
A pesar de toda la presión, el resultado fue 57 a 43 a favor del NO, un hecho pocas veces visto a nivel mundial, la mayoría de los uruguayos dijeron muy clarito que no estaban con la dictadura.
Ese resultado adverso, llevó a los dictadores a pensar en preparar una estrategia de salida. Aparecieron entonces las elecciones internas en 1982, el Pacto del Club Naval y las elecciones de 1984, que aunque llegaron con muchos dirigentes políticos proscriptos, exiliados e incluso presos fue la apertura al régimen democrático, que cómo decimos siempre hay que cuidar y mejorar todos los días.
Pero, la dictadura no estaba derrotada y muestra de ello fue que además de reprimir movilizaciones, mataban al Cura Salesiano Francisco Guarino en 1982 y al Dr. Vladimir Roslik a pocos meses de las elecciones de 1984.
Fue imprescindible la movilización popular.
Se realizaron decenas de apagones y caceroleadas como forma de protesta.
Pero también se empezaron a organizar actividades como la semana del Estudiante de 1983 organizada por la ASCEEP, los 1° de Mayo organizados por el PIT, o incluso la juntada de firmas que realizó FUCVAM para plebiscitar una ley de la dictadura.
Seguramente el más grande fue el Acto del Obelisco. La tarde del 27 de Noviembre de 1983, que Pepe Plá inmortalizara en una fotografía llamada “un río de libertad”, contó con un estrado integrado por representantes de todos los partidos políticos y de las organizaciones sociales y la espectacular lectura de la proclama a cargo del actor de la comedia nacional Alberto Candeau.
Esa noche, la Plaza Artigas se colmó de salteños en un multitudinario acto con lectura de la misma proclama por parte de María del Carmen Realini y Rolando Aguirre.
Es muy gratificante, que a 40 años del acto del Obelisco, jóvenes de todos los partidos políticos se junten y acuerden una proclama planteando los desafíos que entienden tiene hoy en día nuestra democracia, vinculados a la transparencia y el compromiso con la ética.
Demuestra además que los discursos violentos, divisionistas y de permanente hostigamiento hacia quien piensa diferente no tienen mayor eco en los jóvenes militantes políticos.
Hay esperanza.