La unidad penitenciaria n.° 21 de Artigas, a 11 kilómetros de la ciudad, sustituirá a la ubicada en la Jefatura de Policía y dispondrá de capacidad para albergar a 384 internos. “Será una cárcel modelo para aplicar el Plan de Dignidad Carcelaria, porque mejora las condiciones edilicias, la accesibilidad a salud mental, el control de adicciones y permite educación, trabajo y recreación”, afirmó el director, Luis Viera.
“La nueva unidad penitenciaria es un hecho sin precedentes en el departamento, porque cambiará la historia de la reclusión” subrayó el director de la dependencia, Luis Viera, en entrevista con Comunicación Presidencial. El actual dispositivo ha funcionado durante unos 100 años en el centro de la cuidad.
La infraestructura se desarrolla en el paraje Pintado, en Artigas, a 11 kilómetros de la capital departamental, en un predio de 208 hectáreas que depende del Instituto Nacional de Rehabilitación. Contempla la sustitución de la unidad de internación sita en la Jefatura de Policía de esa ciudad, de 80 plazas. Comenzó a construirse en setiembre de 2022, se inaugurará en mayo de 2024 y dispondrá de seguridad media. Albergará a 384 internos, alojados en celdarios o barracas, y 40 más si se suma la chacra ubicada en el predio lindero.
Viera consideró que permitirá mejorar de forma sustancial las condiciones edilicias y de alojamiento de las personas privadas de libertad, resolver la alimentación y reforzar el acceso a salud mental, tratamiento de adicciones, educación y trabajo como factores de rehabilitación.
En la cárcel, que se denominará Pintado Grande, se incrementará el personal. Por este motivo, hay un llamado abierto para 29 cargos de operadores penitenciarios y otro para funcionarios ejecutivos. “Será necesario para desarrollar el programa de rehabilitación. Sin personal, tampoco podremos cumplir con el objetivo”, señaló.
El director de la unidad n.º 21 puntualizó que se trasladará a todos los reclusos que se encuentran en Artigas. Luego de que el dispositivo comience a funcionar, se reubicará a internos que estén en otros establecimientos, como, por ejemplo, los condenados por delitos sexuales, alojados en Paysandú, porque la nueva cárcel dispondrá de lugares específicos.
“Cambiarnos a una infraestructura de calidad, la cual será modelo a nivel nacional, permitirá que el 100% de los reclusos puedan acceder a plazas educativas, laborales y presentar proyectos productivos, dotarlos de habilidades sociales para que tengan mayores posibilidades cuando egresan a la sociedad”, expresó el funcionario, quien remarcó la necesidad de que los policías y operadores penitenciarios cambien la mentalidad de trabajo.
Asimismo, detalló que en la unidad se clasificará a los internos según su progreso; primero ingresarán al sector de admisión y tránsito, en el que serán evaluado por técnicos especializados y se marcará los factores de riesgo y cómo enfocar el trabajo de rehabilitación. Luego, irán a celdarios con seis lugares cada uno, donde iniciarán el proceso de trabajar, estudiar y mantener una buena conducta. A los seis meses, y si la evolución es favorable, pasarán a un segundo alojamiento, en barracas con celdas de cuatro plazas. Ese lugar implica mayor confianza y la posibilidad de salir a trabajar acompañados por las brigadas ciudadanas. En la última etapa, accederán al sector de chacra, que es el de máxima confianza, el preegreso.
Los internos construirán las camas y modulares en la carpintería de la cárcel con ayuda de la empresa Lumin. También habrá lugar para salones de visitas, cocina, espacios deportivos, taller de actividades y biblioteca. En el predio se podrá criar cerdos y ovinos, así como producir miel y conservas.