Según se anunció, en estos días se iniciarían a las obras de dragado del paso San Francisco para mejorar la navegación entre Paysandú y Salto y Concordia.
En 2015 asumí como Delegado del Gobierno uruguayo en la Comisión Administradora del Río Uruguay. Entre otras, llamaba la atención que uno de los acuerdos entre los Estados para trabajar juntos y dejar atrás el conflicto de Botnia era la mejora de las condiciones para la navegación desde Nueva Palmira hasta Paysandú y fortalecer la incipiente actividad fluvial, pero que no consideraba seguir hasta Salto.
Establecía que hasta el Puerto de Concepción se dragaba hasta 25 pies de profundidad y desde ahí hasta el puerto de Paysandú a 19 pies. Se terminó en 2018, costó 50 millones de dólares (incluía 3 años de mantenimiento) que pagaron a medias ambos países. Inicialmente el mandato de los Estados a CARU establecía que el dragado se debía hacer con equipos de los organismos oficiales, que lograron muy poco avance; luego del cambio de gobierno de 2015 en Argentina, se acordó hacer un llamado a licitación pública internacional para contratar una empresa dragadora.
Para cambiar el alcance de los trabajos, después de una serie de consultas en diferentes organismos del Estado Uruguayo, concluimos que convenía plantearlo en la propia CARU para que la iniciativa de mejorar las condiciones de navegación hasta Concordia y Salto llegara a los gobiernos desde ahí. Por esa razón, en 2015, luego de un intenso intercambio lo propusimos junto al Ing. Hernán Darío Orduna, entonces Presidente de la Delegación Argentina.
Se inició el proceso para formular un proyecto de mejora de las condiciones de la Navegación hasta Salto y Concordia; se contrataron consultorías para determinar la existencia de cargas que hicieran viable la inversión, técnicos de CARU realizaron un diagnóstico de la situación física del río, incluyendo batimetrías y estudios del régimen hídrico. Paralelamente, buscamos interesados en realizar la operativa naviera en Salto, aunque no tuvimos mayor éxito.
La Delegación Argentina que asumió con Macri, con una integración muy fuerte de dirigentes políticos de Concepción del Uruguay, priorizaron el proyecto acordado en 2011 y se enlenteció el avance de esta propuesta, pero de todas formas, en 2019 se contaba con un anteproyecto ajustado con presupuesto de lo que se necesitaba realizar, tanto en dragado como en balizamiento y señalización.
Faltaba lograr el acuerdo y la autorización de los Estados para realizarlo, pero no era razonable hacerlo en el medio de campañas electorales y cambios de gobierno en ambos países, por lo que se dejó pronto y se incluyó el gasto (se disponía del dinero necesario para hacerlo) en el presupuesto de inversiones del año 2020; cuando cambiaron ambas delegaciones y volvió Orduna a la CARU.
En aquel momento, y esto cerraba el planteo, desde la Intendencia de Salto con el aval y respaldo del Ministerio de Transporte, se trabajaba en el proyecto de Puerto Binacional de Barcazas, a tal punto que en el Plan de Ordenamiento Territorial de Salto está contemplada su instalación. Otro propuesta que quedó por el camino.
La realidad de todo el proyecto de navegación es que la actividad del lado uruguayo es casi nula, tanto que los trabajadores portuarios de Fray Bentos fueron contratados en régimen de cooperativa de trabajo para limpiar un predio propiedad de la ANP.
Es imprescindible la inversión como parte de un plan de desarrollo de la navegación que requerirá un puerto a donde llegar; que no pase como con el aeropuerto que se inauguró pero no hay vuelos. Porque además como el río es vivo, hay erosiones y arrastres de suelo que pueden colmatar de arena y barros lo que hoy dragamos y no estén aptos cuando se necesiten.
El anuncio de la obra sin plan de desarrollo de la navegación, con casi nula actividad fluvial, en medio de la campaña electoral, y con los antecedentes de anuncios sin concreción vinculadas al tema: hidrovía, puerto de barcazas, puerto en el lago, puerto seco, tren, etc., hace desconfiar.
Lo del título, ojalá no sea humo.
Arq. Rogelio Texeira