Por el Téc. Univ. Gustavo Chiriff / 1001- Frente Amplio
En otras columnas habíamos escrito sobre los efectos de la pandemia en la economía, con un abordaje particular en Turismo, sobre todo viendo perspectivas de desarrollo a futuro. Sin dudas que pensar en reactivar determinados sectores económicos es clave, pero también es clave y con preocupante pronta definición, es atender las consecuencias de estas crisis económicas en los trabajadores.
La clase trabajadora enfrenta una de las mayores crisis económicas de los últimos años que, junto a los efectos de la pandemia del COVID 19, ha generado una pérdida de empleos formales e informales, empujando a miles de trabajadores y trabajadoras a la pobreza que, entre otras cosas, ha aumentado la desigualdad, el empleo infantil, la precarización de las condiciones de trabajo y la sobreexplotación laboral.
Los indicadores económicos nos muestran que la inflación de este febrero 2021, aumento el 34,4 % respecto al febrero del 2020, teniendo un acumulado interanual del 9,12 %. Producto del aumento por debajo de la inflación de los salarios nominales, el salario real en enero cayó un 2,55 % y posiblemente para este 2021 la caída se situaría entre un 3% y 4%, dependiendo que resulte de la próxima ronda del Consejo de Salarios del sector privado. En Uruguay, hay 100.000 personas que están por debajo de la línea de pobreza, aumentando considerablemente respecto a los que presentaba el 2019, se suma además la suba en la tasa de desempleo que se sitúa en prácticamente un 11 % en el país y aquí en Salto, según las mediciones en un 16 %.
Los sectores económicos que se ven más afectados en este año, serían los mismos que hasta la fecha han experimentado la máxima pérdida de puestos de trabajo, tales como turismo, comercio, pequeños productores y emprendedores, construcción, y en términos de rangos etarios, las y los jóvenes presentarán mayores dificultades para incorporarse al mercado del trabajo, esto no solo durante el 2021 , sino que, además, el efecto de la deserción escolar en los sectores pobres que se registró en el 2020, será una barrera más para conseguir trabajo en los próximos años para la juventud de muchísimos hogares de trabajadores.
Las mujeres han sido una de las más golpeadas por el desempleo y este año lamentablemente no es nada auspicioso: la pérdida de empleo en el sector formal e informal, el descenso de la jornada laboral, la precariedad laboral, el aumento de la doble explotación, de la violencia intrafamiliar y de la pobreza, son parte del escenario de este 2021 para las mujeres de la clase trabajadora. Desde luego la organización y la lucha que vienen llevando miles de mujeres en el país y que este 8 de marzo se vio reflejado en multitudinarias marchas a lo largo y ancho del Uruguay, hicieron avanzar en derechos y reconocimientos, pero todavía hay un largo camino a recorrer al combate decidido al patriarcado desde una perspectiva política del feminismo de clase, que es el camino para romper la tendencia y mejorar las condiciones de vida.
¿Cuál es la perspectiva para este 2021?: recortes en el presupuesto quinquenal, sobre todo en salarios, jubilaciones e inversión pública que afectarán este año sobre todo las posibilidades de reactivación económica. Para atender las consecuencias económicas y sociales de la pandemia se destinará este año 540 millones de dólares, un monto inferior a lo que se destinó en 2020, valores que fueron insuficientes ante la magnitud de la situación.
La reducción del déficit fiscal como estrategia del gobierno, traslada esa carga hacia los trabajadores, que la vienen pedaleando cada vez más cuesta arriba, mientras que el gobierno apuesta a los “mallas de oro”, que no asegura para nada una reactivación en términos de recuperación de empleo.
La vieja receta neoliberal vuelve a presentarse en su forma mas cruda y ya hemos tenido el año pasado y en este, consecuencias de las viejas formulas de ajuste, donde es a los trabajadores que se le traslada todo el peso de la crisis.