Prepotencia y agresión imperial de Trump en América Latina y el Caribe

Prepotencia y agresión imperial de Trump en América Latina y el Caribe

Desde que el 25 de enero de este año asumió Donald Trump su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos (EEUU), el mundo asiste a un curso acelerado de cómo actúa un imperio en decadencia. No es que otros gobiernos norteamericanos hayan tenido una política exterior muy diferente a lo largo de la historia, o que hayan sido menos agresivos o menos peligrosos para los pueblos del mundo, tampoco es que lo diferente o lo más significativo sea la personalidad de Trump. El tema es la pérdida de hegemonía mundial por parte de los EEUU, de lo inminente del hecho de dejar de ser la primera economía, de su desesperación al  verse superados ya en muchos aspectos y ante la aparición en el escenario mundial de otras economías más exitosas, de bloques de países con una mirada alternativa en cuanto a cómo debe gobernarse el mundo y a cómo deben relacionarse las distintas naciones.

Estas “circunstancias de época” obligan al poder económico mundial a actuar más decididamente, a tomar medidas para mantener sus privilegios, para seguir acumulando y concentrando capital, en fin, para seguir siendo “el poder”. Y estas necesidades encuentran o generan el personaje adecuado para encabezar “su lucha”. Tenemos entonces a este “héroe” del establishment mundial, una figura grotesca, que exhibe sin ningún pudor su prepotencia, su ignorancia también, sus argumentos falaces a toda vista, sus delirios, en resumen: un “fanfarrón” al frente de la “Casa Blanca”.

A Trump, sus asesores le han acercado- para “nutrir” sus argumentos- algunos manuales con la “Doctrina Monroe” que ya lleva dos siglos (“América para los estadounidenses”), con la “Política del Gran Garrote” del presidente Theodore Roosevelt en el 1900 (“Habla suavemente pero lleva un gran garrote, así llegarás lejos”) y con el “Destino Manifiesto” con que O´ Sullivant justificaba la expansión por toda Norteamérica y que el presidente W. Wilson-1913-1921-la actualizó argumentando que,” era el deber de los EEUU liderar el mundo libre y asegurar la democracia a nivel mundial”. A todo esto, Trump le pone, además, su sello de brutalidad. También incorpora a su “mochila ideológica” el concepto, enunciado por el jefe de la propaganda nazi Joseph Goebbels, “miente, miente que algo quedará”.

En ese marco y con la decisión de los EEUU de hacerse fuerte en el hemisferio, estamos viviendo en estos últimos meses bajo constante amenaza de guerra. Casi podríamos decir que “Trump le tira a todo lo que se mueve”: descalifica a Lula y al sistema de justicia brasilera y  le impone aranceles tremendamente exagerados, amenaza con bombardear a México, sanciona e insulta al presidente colombiano Petro, interviene descaradamente en las elecciones argentinas a favor de su “acólito Milei, recientemente hizo lo mismo con Honduras, y lo más peligroso , despliega enorme fuerzas militares en el Caribe asediando a Venezuela y amenazando un día sí y otro también con la invasión. Mientras tanto, y preparando el terreno, bombardea  22 lanchas matando a mas de 80 personas. Todo esto con la excusa del combate al narcotráfico o como dice el presidente “narcoterrorismo”, porque esta denominación le es más funcional para las acciones que quiere llevar adelante. Al presidente yanqui  no le genera ningún rubor el no presentar ninguna prueba de que esas lanchas transportaran droga, sin embargo los asesinados sí, son reales. Tampoco tiene ninguna prueba que la droga que llega a EEUU salga de Venezuela ni de que Maduro encabece un cartel del narcotráfico, ni de que exista en ese país una organización de ese tipo. Si está demostrado que el fentanilo, la droga que más estrago está haciendo entre los consumidores estadounidenses, no se produce, ni pasa prácticamente por Venezuela. No tiene nada para justificar su intromisión ni su agresión, pero lo hace igual. No le resulta suficiente con amenazar invadir a Venezuela, sino que extiende esta amenaza a cualquier otro país, basta con que él decida que es peligroso para su lucha contra el narcotráfico, para que pueda decidir atacarlo.

Una muestra de la hipocresía que conlleva la conducta del mandatario norteamericano, es el indulto a un ex presidente de Honduras, Juan O Hernández(2014-2022), quien estaba en prisión en EEUU desde el año pasado purgando una pena de 45 años por narcotráfico. “¿Por qué indultaríamos a este tipo y luego perseguimos a Maduro por traficar con drogas en EEUU?, preguntó el senador republicano Bill Cassidy (BBC News 3/12).

En cuanto a mentir para justificar una guerra, Trump no es un presidente original en EEUU. Ya lo hizo George W Busch en 2003 para justificar la invasión a Irak, en aquel caso la mentira fue que ese país, presidido por Saddam Hussein, tenía armas de destrucción masiva, las famosas “armas químicas” que nunca aparecieron.

ALyC es zona de paz, así debe continuar. Todo aquel que se precie de demócrata, debería levantar bien alto esta demanda.

Daniel Dalmao