Mediante la presente nota deseo aclarar ciertos comentarios que han circulado de forma errónea en algunos medios de comunicación.
El Liceo de Rincón de Valentín se encuentra a 75 km de la ciudad de Salto, sobre la ruta 31. Este centro educativo, con aproximadamente 200 estudiantes, funciona bajo la modalidad de tiempo extendido al ser un Centro María Espínola, en horario de 7:15 a 16:00 horas, con talleres que se desarrollan en el turno vespertino.
El día miércoles 17 de setiembre de 2025, alrededor de las 12:00 horas, se inició un primer foco de incendio en la Dirección. Al parecer, una impresora defectuosa comenzó a accionar sus rodillos sin detenerse, generando fricción y calor, lo que provocó la combustión de papeles que se encontraban sobre ella. La situación fue detectada a tiempo y el fuego pudo ser extinguido con un extintor. La profesora adscripta a cargo del turno dio aviso inmediato a la Directora, quien no se encontraba en el centro educativo en ese momento. Las clases continuaron con normalidad y en la tarde se retomaron los talleres previstos para ese día.
Sin embargo, sobre las 15:00 horas, coincidiendo con el horario de merienda de los estudiantes, se produjo un segundo foco de incendio en la sala de profesores, espacio donde me encontraba. Este lugar cumple un rol fundamental para los docentes, ya que allí realizamos intercambios, guardamos objetos personales y también almorzamos debido a las largas jornadas que implica el trabajo en este centro rural. En la sala había una heladera, microondas, jarra eléctrica, muebles, materiales didácticos, planisferios, libros de la biblioteca móvil, televisores y equipamiento de educación física.
El desperfecto se originó, al parecer, en los tomacorrientes donde estaban conectados varios de esos aparatos. Inmediatamente observé humo y me dispuse a salir para dar aviso, pero la puerta, que ya venía presentando problemas, quedó trabada e imposible de abrir. Pedí ayuda a través del vidrio y un estudiante acudió rápidamente, dándose cuenta de que las llamas crecían con gran velocidad. Otros alumnos intentaron derribar la puerta, mientras yo buscaba aire asomando la cabeza por la ventana enrejada, ya que el humo había invadido por completo la sala. Grité pidiendo ayuda a la profesora encargada del turno, quien también trató sin éxito de abrir la puerta. Finalmente, tras varios intentos, se logró derribar la puerta metálica y pude salir. Para ese momento el cielorraso ya era consumido por las llamas y el humo negro (monóxido de carbono) había invadido toda la sala.
El cuerpo docente actuó de inmediato y de manera coordinada para evacuar a los alumnos con rapidez y seguridad, quienes fueron trasladados a sus respectivos ómnibus. La comunidad de Rincón de Valentín se hizo presente enseguida para prestar auxilio, llegando incluso un camión de Vialidad con agua para ayudar a contener el fuego. Los padres y colegas gestionaron mi atención médica en la policlínica local, donde el Dr. Ramón Soto constató una crisis de ansiedad, lógica por la situación, pero con las vías respiratorias despejadas.
Posteriormente arribaron la Policía y Bomberos, quienes culminaron la tarea de extinción e informaron sobre la inhabilitación de la sala de profesores y la sala de informática, esta última afectada por una rajadura aparentemente producto de la intensidad del calor en la pared lindera.
Es importante señalar que esta situación pudo haberse evitado si se hubieran tomado las medidas necesarias frente a los reiterados problemas eléctricos que el liceo presenta desde hace más de dos años. La instalación eléctrica se encuentra sobrecargada, lo que nos ha impedido utilizar gran parte de los artefactos (aires acondicionados, estufas, etc.) porque la caja central se sobrecalentaba. En agosto de este año pasamos casi una semana sin electricidad, ya que al encender un electrodoméstico saltaba la llave general que se encuentra en dirección. Finalmente nos trasladaron en una coordinación que se realizó un “parche provisorio” para poder tener luz pero esto limitó aún más el uso de los equipos: si se encendía la caldera eléctrica, no podía usarse el microondas, y así sucesivamente. Lamentablemente, esas soluciones temporales derivaron en lo que hoy sufrimos: una sala totalmente destruida por el fuego y la vida de docentes y alumnos puesta en riesgo.
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a los alumnos que, sin dudarlo, intentaron derribar la puerta para rescatarme: son verdaderos héroes sin capa. También agradezco a la comunidad de Valentín, a los padres, estudiantes y exalumnos que me hicieron llegar su apoyo y cariño.
Por otro lado, agradecer a la Inspectora Prof. Isabel Delgue y en ella a otras autoridades departamentales, quien se comunicó preocupada por mi seguridad.
Agradezco al Director General de Secundaria Prof. Manuel Oroño por recibirnos en la tarde del miércoles y tomar en cuenta los planteos y preocupaciones de los docentes de Valentín
Hace cinco años elijo trabajar en este liceo, que se ha transformado en mi segundo hogar. Hoy, más que nunca, me siento orgullosa de pertenecer a esta comunidad y de acompañar a estas maravillosas personas que siempre demuestran tener un corazón más grande que su pecho. Ahora nos espera un gran desafío: levantar entre todos, en equipo, nuestro querido liceo.
Prof. Luján Texeira


