Rastros de “Ánima”
“EL GRAN PROBLEMA DE TODA OBRA ES QUE DEBE SER UN ORDEN QUE REFLEJE UN CAOS”
MAURICIO KARTUN
Decía Sartre algo así como que es solo frente a un otro que el yo aparece y se manifiesta. Nuestros fantasmas son operadores poéticos.
El alma se ubica entre el impulso y el movimiento, entre el amor y el beso, entre la felicidad y la risa, entre la tristeza y el llanto… el alma… uno de los enigmas más grandes del ser humano y sin embargo pocos dudan de su existencia. Hay quien dice que pesa veintiún gramos, también se cree que pasa de cuerpo en cuerpo. Hay quienes la catalogan por regiones geográficas y otros por colores. Algunos le llaman la partícula de jit y los más osados se adueñan de las almas y se creen con derecho de castigar a algunas eternamente.
Supeditado al origen etimológico de la palabra alma, en latín “anima” en referencia al movimiento, los anima céntricos consideran que el alma solo habita en aquello que se mueve.
Eso quiere decir que los objetos están despojados de ella, pero quienes somos nosotros para hablar del alma si solo creamos objetos y en el pasado, al igual que nuestras compañeras las putas se nos consideraba seres sin alma y por tanto tenían prohibido ser enterradas en cementerios.
Los objetos / cuerpo paradójicamente están vivos y muertos a la vez, quizás por eso sucede la repetida presencia de la representación de la muerte en las creaciones… esto da la oportunidad de mirar a la parca a los ojos y recordar sin miedo, que el mejor momento de bailar con ella, tal vez sea estando en vida.
Se dice que se muere dos veces, una, cuando dejamos de respirar y otra cuando alguien pronuncia nuestro nombre por última vez. Pero existe una tercera, quien no perdió un objeto que nos regaló un ser querido y ha sentido que perdía un trocito de él.
Los objetos/cuerpo están impregnados de nuestras historias y eso les otorga un alma con derecho a voz para poder contarlas por más insignificantes que parezcan.
Desde los inicios de nuestra existencia, los objetos/cuerpo siempre hemos reflejado la cara más irreverente del ser humano, no somos personas, somos figuras y esto nos ha permitido ciertas licencias como jugar con la vida y con la muerte y desvincularnos de su irreverente poesía o viajar con gente de espíritu libre, nómada, poeta y satírica que nunca dejo res con cabeza.
El cuerpo nos ofrece infinitos caminos por recorrer, con el podemos dibujar la fluidez, el desequilibrio, la suspensión y el riesgo. Pero para que el participante lo crea, tenemos que ofrecer la ilusión de la vida y para que esto ocurra, como la vida misma, el alma tiene que gozar siempre de cierta tensión.
La Performance y las artes del movimiento siempre han buscado hacer visible aquello que es invisible. Pero qué pasa si añadimos un objeto?… lo que siempre estuvo ahí, se revela, su alma… y a nosotros nos interesan las almas en accion, pues mientras lo hacen, descubren su lenguaje oculto.
Cuando más de una persona da vida a su cuerpo/objeto, objeto/cuerpo, ocurre como la danza contac pero con las almas, estas se fusionan para crear una diferente, no es su suma sino el equilibrio entre ellas lo que la hace posible.
Se dice que la materia es vacío, que los cuerpos son una ilusión y curiosamente, lo que realmente existe es aquello que no se ve, la energía que los mueve.
La política se ha adueñado de la palabra manipular, no importa, que se la queden, prefiero usar el verbo animar.
Animar es escuchar, es darnos vida, lo que pasa en ella no está en nuestras manos. Y si no hay diferentes almas?, Y si solo hubiera una?, y de lo que se trata es compartirla generosamente? . Eso es algo que los cuerpo/objeto, saben muy bien.
Lo propio de la imagen es la indeterminación. Las imágenes se enlazan y desvinculan lo visible y su significación, palabra y efecto produciendo sentidos pero, a su vez, desviándolos. La imagen, entonces, como falla y alteración, como apertura y performance. Lejos de la estabilización, la imagen es la superficie en la que confluyen diversos registros. Lugar de cruces y desfases infinitos en el que se encuentran, en tanto efectos de circulación, objetos, sujetos, lo expresado, lo silente, la intención, así como la falta de ella, el presente y el pasado (Castillo, 2015).