Tanto el diputado blanco Pedro Jisdonian como el presidente de la Cámara de Comercio, Julio César Lestido, dijeron que algunas empresas no podrían asumir la norma.
La propuesta de reducir la jornada laboral sigue generando polémica, tanto en la esfera política como en la empresarial.
Desde ese momento, varias voces mostraron su discrepancia con la totalidad o parte de la iniciativa.
El diputado nacionalista Pedro Jisdonian, integrante de la comisión de Asuntos Laborales, dijo que, por más que sea una disposición del Gobierno, algunas empresas no podrán asumir el costo pagando el mismo salario, por lo que se perderá cobertura social y aumentará la informalidad.
A juicio del legislador, “las leyes tienen que reflejar la realidad y ser acordes a las condiciones del país”, y hay “un montón de actividades donde es muy complicado medir la productividad. No es lo mismo una fábrica de botones, que sabe que hace tantos botones por día, que un comercio o algo relacionado a los servicios. Es complicado medir esa productividad”.
Jisdonian estimó que no entiende “cómo mejorar las condiciones” reduciendo la jornada laboral y manteniendo los salarios si “no se habla de esos temas”.
Además, apuntó que Castillo, “hasta por el tono en que se está comunicando” demuestra “una intención de quedar bien con parte de la barra que, seguramente, todavía, le está costando dejar al futuro ministro”.
La voz de los empresarios
Por su parte, Julio César Lestido, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios, señaló que las cámaras empresariales están dispuestas a dialogar, pero piden considerar las diferencias existentes entre los rubros así como los tamaños de las empresas y definir la productividad.
“Escuchemos, analicemos, trabajemos y veamos si se puede llegar a algo o no. Hay que contemplar una cantidad de cosas”, sostuvo el empresario, que apuntó que “no hay forma de medir la productividad”.
Lestido consideró también que la reducción de la jornada laboral generaría un aumento de los costos para las empresas, que se traduciría en un incremento para el consumidor final. “Va a haber un producto más caro, porque yo voy a seguir pagando por ocho horas y el trabajador va a hacer seis. Esa diferencia se tiene que cubrir de alguna manera”.
Lestido sostuvo que, en lugar de reducir la jornada laboral, hay que “buscar mecanismos que fomenten la posibilidad de contratar gente. Hay que dar espacio para que las empresas se puedan desarrollar, en vez de cargarlas con más costos”, opinó.