Lima, de 49 años y que este viernes cumplía 50, sufrió un infarto fulminante. El defensor participó en los títulos mirasoles entre 1993 y 1997.
En el día en que cumplía 50 años, el Bola recibió el cariño del ambiente del fútbol luego de su deceso. “Se fue un gran padre”, lamentó Gregorio Pérez.
El fallecimiento de Robert Lima caló hondo en el ambiente del fútbol. Peñarol y Cerro Largo, los dos clubes con los que más se identificó, hicieron públicas sus condolencias horas después de confirmarse el deceso, ocurrido en una cancha de la zona de Carrasco mientras jugaba al fútbol. Luego se sumaron otros equipos a los que defendió como Sporting Cristal y Olimpia de Honduras.
El Bola, quien hoy estaría cumpliendo 50 años, dirigía a la pre-senior de la Universidad de Montevideo pero se calzó los cortos y jugó porque faltaban jugadores. Sufrió una muerte súbita a raíz de un paro cardíaco. De nada sirvieron los intensos trabajos de RCP.
Ex compañeros como Fernando Álvez, Gonzalo de los Santos, Walter Pandiani, Martín García y Fabián Estoyanoff, a quienes se sumó otra figura con pasado en Peñarol como José Luis Chilavert (que no fue compañero de Lima), lo recordaron a través de las redes sociales.
También hubo saludos de parte de jugadores a los que dirigió en las formativas aurinegras como Darwin Núñez, Yeferson Quintana y Thiago Cardozo.
Las palabras más sentidas fueron de Gregorio Pérez, quien habló sobre Robert Lima en el programa ‘100 % Deporte’ de Sport 890 y aseguró que “es difícil de asimilar” su fallecimiento porque “el Bolita es un gran amigo y un gran padre”.
“Lo conocí en 1992 cuando yo estaba dirigiendo a Gimnasia y Esgrima La Plata y él ya jugaba en Peñarol como defensor central. En 1993 llegué al club. Él había hecho todos sus años en inferiores como zaguero y, conscientes de que podía tener el rendimiento que demostró en su carrera, lo pasamos de lateral izquierdo”, narró.
“Las palabras se me entrecortan porque se fue muy joven y nos ha causado un gran dolor. Tenemos el mejor recuerdo de él y miles de anécdotas. En los partidos difíciles siempre estaba con su gran corazón. Más allá de alguna limitación, la suplía con garra y con unas ganas tremendas. Le calzaba muy bien la camiseta de Peñarol. Está dentro de la idiosincrasia de lo que es la historia de la institución”, concluyó.
