Valeria defendió su trabajo final de carrera y se recibió, ahora es Licenciada en Diseño Integrado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
A grosso modo, el Diseño Integrado tiene que ver con incorporar en el proceso de diseño, ya desde el inicio formas, métodos y saberes de otras disciplinas y áreas del conocimiento, en especial de lo que hace al estudio del ambiente. Esta carrera se desarrolla en forma exclusiva en Salto.
Valeria trabajó un espacio urbano absolutamente residual, ese lugar de la ciudad vinculado a la vieja vía del tren del noroeste, construido en la segunda mitad del siglo XIX para permitir mover cargas hacia y desde el norte superando el escollo que significaban para la navegación las cascadas de Salto Grande y que desde que finalizó la construcción de la represa no se usa para trenes; quedó absolutamente abandonado y se usa mayoritariamente para ingresar a los fondos de algunas viviendas.
Pone el foco en el tramo que va desde la desde calle Agraciada hacia el este acompañando al Sauzal, abarca lo espacial y arquitectónico, desde su forma, pero también desde el comportamiento del microclima y la integración urbana que tiene y como se relaciona con el arroyo.
Del conocimiento de esa realidad, propone generar un espacio vivo que aporte a la ciudad. Define circulaciones y espacios estáticos, para descansar o llevar los niños a jugar, pero con más sombra, porque una de las verificaciones que realiza en el trabajo es que si bien hay diferencias de temperatura y asoleamiento con otros puntos de la ciudad, sigue se necesita para bajar las temperaturas para mejore el confort humano.
Hace unas semanas participé en una instancia organizada por la Junta Departamental de Artigas y la Casa de la Universidad en esa ciudad y vimos, como César, quien se recibió hace unos meses presentó su trabajo final de carrera, también de la LDI.
El estudio “Aspectos ambientales del crecimiento urbano informal en áreas periféricas de la ciudad de Artigas” le obligó a involucrarse con la realidad de los asentamientos, generar vínculos con las familias y entender sus modos de vida y la materialidad, espacialidad y forma de los lugares en que viven.
Entender cómo son esos hábitats, pero también como son sus prácticas de habitar, como construyen comunidad y como se relacionan con el medio físico.
Antes se recibieron otros, con la constante que son trabajos que estudian nuestra realidad, es un esfuerzo muy grande de los estudiantes, también de los docentes que los orientan.
Esto es posible porque la Universidad de la República sostiene en Salto una carrera, quizá poco conocida, que desarrolla conocimiento sobre la realidad, que se mete con nuestro hábitat, lo estudia y propone alternativas de transformación que van en el sentido de prefigurar una nueva realidad que aporte a mejorar la calidad de vida de las personas.
La Universidad en la región, en esta y otras carreras, cumple con creces con la sociedad en la formación de jóvenes y generación de conocimiento. La falta y los recortes de recursos atentan contra esta tarea.
Uno de los asistentes a la actividad en Artigas, felicitaba y agradecía a César por el aporte de su trabajo, pero se preocupaba por las posibilidades de inserción laboral tenía en esa ciudad, estaba desesperado porque muchas veces nuestra región no le da oportunidades y los jóvenes con formación se van. En Salto también pasa.
Valeria y César, al igual que muchos jóvenes estudian y se reciben, nos decimos Salto-Ciudad Universitaria, pero como sociedad ¿aprovechamos todo lo que puede aportar a Salto?, ¿qué vamos a hacer con ese conocimiento que se genera?, ¿qué vamos a hacer con las propuestas para mejorar nuestras ciudades?, ¿qué oportunidades de inserción laboral damos a las decenas de jóvenes con muy buena formación que egresan permanentemente?, ¿vamos a seguir de espaldas a las oportunidades que brinda para mejorar calidad de vida de todos?
Arq. Rogelio Texeira
