Víctor Lima, poeta popular: A 100 años de su nacimiento

1921-16 de junio-2021

“La posteridad no es rentable”. Dylan Thomas

Hay cartas que resumen toda una vida. La escrita por Víctor Lima en Montevideo, un 17 de octubre de 1964, a su amigo de la infancia en Salto, el Dr. Guillermino Teixeira, es una de ellas. Este “pedido angustioso” que “…me remitas 200 pesos, que los necesito como el pan de cada día…” da cuenta de la pobreza en que se encontraba el poeta, “viviendo en casa de familiares y buscando trabajo” en la Capital, luego de haber tratado infructuosamente de cobrar algún dinero por los derechos de autor de las letras de sus canciones (“Adiós a Salto”, “Cosas de Artigas”, “Sembrador de abecedario”, etc.)

Musicalizadas por Los Olimareños, estas ya eran muy populares, como verdaderas obras fundacionales del Folclore Nacional, que Lima ayudó a levantar desde la nada (hasta fines de los ´50, las radios uruguayas sólo pasaban discos de grupos o solistas argentinos).

Para desgracia de Lima, en los años siguientes, los intérpretes, serían mucho más recordados que el autor de esos versos sencillos pero de altísimo nivel lírico.

Tampoco sería reconocido por su obra poética. Lima había logrado publicar el libro “Canto al Salto Oriental”, en 1948, “Elegía por Elías Savchuck”, en 1958, y “Milongas de Peñaflor” se publicaría días después de su muerte, en 1969. Los tres tuvieron escasísima repercusión en la crítica y en los círculos intelectuales de Montevideo, que son -hasta hoy- quienes deciden el canon, premian y organizan el ranking de escritores.

¿A qué se debió esta total orfandad de Víctor Lima? Una pista puede estar en la carta de marras: “la gente que antes era amiga mía, es toda políticamente de izquierda; y por lo tanto, si golpeo a sus puertas, cosa que no puedo hacer por dignidad, no me responderían, pues hace tiempo que me alejé de este tipo de política, desengañado…”

En 1967 regresa a Salto, donde lejos de ser reconocido y apoyado, debió vivir en la indigencia (dormía en el Hospital); y así cayó víctima del alcoholismo y los sicofármacos, para finalmente quitarse la vida, internándose en su amado Río Uruguay, un 6 de diciembre de 1969. Su nombre era entonces apenas conocido en su ciudad natal.

La cultura uruguaya mantiene aún una gran deuda con uno de sus mayores poetas contemporáneos.

Daniel Abelenda Bonnet (Salto, 1962).

Vive en Carmelo, Depto. Colonia, desde 1969.

Es docente, periodista y escritor.

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