Andrés Brizolara Texeira: Entrevista y artículos sobre el origen azoriano de tres familias salteñas

Andrés Brizolara Texeira: Entrevista y artículos sobre el origen azoriano de tres familias salteñas

En Remembranzas, primero recordamos una entrevista publicada en Diario El Pueblo con Andrés Brizolara Texeira. Posteriormente, volvemos a publicar, esta vez juntos, sus tres artículos sobre el origen azoriano de tres familias salteñas, previamente publicados en Radio Libertadores:

«Entender la historia de nuestros antepasados es entendernos mejor a nosotros mismos» «La genealogía es un puente para conocer personas»

Entrevista a Andrés Brizolara Texeira

Armar árboles genealógicos puede ser considerado un arte, la genealogía es la ciencia que permite reconstruir la vida de familias enteras a través de esos esquemas. No es una tarea sencilla, lleva años y como dice nuestro invitado de hoy, se vuelve una obsesión por el mismo gusto de conocer y comprender a nuestros antepasados que, al reconocerlos, termina aprendiendo más de uno mismo. Así lo contó a EL PUEBLO Andrés Brizolara Texeira, a quien llegamos gracias a un estimado lector, el Doctor Carlos Texeira.

  • ¿Qué es la genealogía?
  • Es el estudio de nuestros antepasados, de nuestra familia. Normalmente cuando se empieza la genealogía se lo hace por la línea directa, pero es mucho más que eso, es averiguar la historia familiar y no es simplemente averiguar un listado de nombres y de fechas, sino tratar de saber un poco más quiénes eran, dónde vivían, de dónde vinieron, qué hicieron, o sea, está muy vinculado a la historia. El genealogista necesariamente tiene que investigar y estudiar historia para conocer los hechos y para saber cómo buscar.

Entonces, se trata de construir la historia familiar empezando por uno, luego va poniendo los padres, los abuelos, también los descendientes y así sucesivamente. Y en los casos en los que ya estamos en tres o cuatro generaciones para atrás, tratar de investigar por qué esta persona se fue de aquí para allá, en qué circunstancias, qué estaba pasando en ese entorno socioeconómico, histórico, para poder comprenderlo mejor. Al menos yo lo tomo como algo bien profundo y me ayuda a conocerme mejor a mí mismo, al ser una investigación de carácter personal.

  • ¿Cuáles son las herramientas que utiliza para ir armando su árbol genealógico?
  • Cuando uno empieza a investigar y a reconstruir historias, empieza a saber más incluso de sus propios padres, de sus abuelos. La mayoría de las personas que se empiezan a interesar en la genealogía ocurre a partir de los 40 o 50 años de edad, porque claro, uno antes estaba ocupado en vivir, por otro lado, los niños no tienen interés en escuchar las historias de los mayores, los jóvenes están ocupados en construir su historia, su vida, estudiar, construir relaciones, pero cuando uno ya tiene determinada edad y que los hijos han crecido y tienen una ocupación, una profesión y la vida hecha y que está más tranquilo, entonces empieza a meditar y a tener más tiempo libre en la cabeza para poder averiguar un poco y conocerse mejor así mismo por querer saber un poco más de sus padres, de sus abuelos, y cuando llega ese momento, muchas veces ya no están. Entonces, debemos recurrir a otras personas que los conocieron, con otros primos, con tíos viejos que quedan en la familia, uno empieza a construir esa historia. Cuando a uno le pica el bichito de la genealogía, advierto que es peligroso, porque una vez que uno se contagia ya no tiene salvación y no para. Yo empecé a los 19 años, siempre me gustó escuchar historias de mi madre, de mis abuelos, de cuando era niño. Tuve la suficiente paciencia de estar atento, escuchar y registrar todo eso, guardé esos cuentos. Mis primos me preguntan cómo puede ser que me acuerde de todo eso, y les tengo que decir que lo que sucede es que yo escuchaba.

Mucha gente quiere hacer genealogía y no sabe cómo empezar. Yo hice un curso a mis 19 años, lo demás ha sido fruto de la experiencia de cómo he ido buscando e investigando, así he aprendido sobre los recursos y posibilidades que hay, que hoy en día se ha multiplicado gracias a internet. Cuando empecé era todo analógico, era ir al Registro Civil a buscar partidas y buscar en los índices, era mucho más difícil. Tuve la ventaja de trabajar en la Corte Electoral, que como es una base de datos de todos los ciudadanos, tuve muchas posibilidades que me facilitó la tarea.

Luego con internet se empezó a tener acceso a otras herramientas, ahí pegamos un salto, porque ya la genealogía no era algo para ricos que pudieran pagar a un genealogista que investigara, sino que los archivos ya estaban digitalizados y subidos a la red. Una de las cosas que ayudó mucho fue la Iglesia Mormona que, por motivos doctrinales, todos los miembros de la Iglesia Mormona tienen la obligación de hacer su árbol genealógico. Entonces, la Iglesia Mormona invirtió dinero en digitalizar todos los archivos en el planeta, es por eso que ahora usted desde el escritorio de su casa puede acceder a archivos de todo el mundo. La iglesia está haciendo continuamente esa microfilmación, digitalización y subiendo a la red, entonces hay que estar permanentemente volviendo a revisar a ver si hay nuevos archivos porque se está aumentando en todo momento. Los Registros Parroquiales depende que el Cura párroco acepte la digitalización. Por ejemplo, en Salto está digitalizado, pero Paysandú no. Eso nos permite corroborar que en algunos casos es más fácil que en otros, donde tenemos que escribir cartas o ir directamente. Estuve en Paysandú ahora y pude encontrar una cantidad de información que tenía puntos muertos, entonces me facilitó para avanzar en una rama de mi familia.

  • ¿Esto usted lo toma como un hobby o como algo más serio?
  • Es un hobby, no lo hago profesionalmente, investigo la historia de mi familia nada más. En casos particulares de gente que me pregunta o me pide, colaboro, tengo toda la intención de ayudar, por tener bastante experiencia sé dónde y cómo buscar. Así que puedo ayudar con algún tema puntual a quien me lo pida, pero no me dedico a hacer árboles genealógicos que no pertenezcan a mi familia.
  • ¿Cómo lo ayudó a usted reconstruir esa parte de su historia personal?
  • Mi árbol tiene más de once mil nombres. Si se fija en los amigos que tengo en Facebook, aunque tengan nombres diferentes, prácticamente el 95% son parientes. Estoy afiliado a distintos grupos de genealogía de varios países, pero tengo cuatro grupos principales de las cuatro ramas de mi familia en donde nos encontramos entre primos, además de que permanentemente se están sumando personas para compartir datos, información, fotos, historias para reconstruir todos esos pedazos que todos aportan. Continuamente están apareciendo nuevas ramas, nuevos familiares y nuevas historias interesantes. Siempre digo que, si bien yo hago la investigación propia, soy un recopilador. Mis primos me escriben, me mandan fotos, cuentos, historias, y yo después las ordeno, las escribo, le pongo las fotos y las subo al grupo correspondiente, que en algunos grupos son familiares directos y en otros casos, son primos lejanos.

¿Qué cómo me ayudó? Al investigar la historia de uno, incluso la cercana como la de mis padres y abuelos, uno empieza a entenderse más así mismo, porque al entender la historia de las migraciones, uno empieza a leer e investigar cómo afecta psicológicamente a una persona una migración, ese desarraigo que había en todos. Nosotros somos mayormente descendientes de inmigrantes del siglo 19, cuando hubo una inmigración masiva en que la población de Uruguay se duplicó. Iniciarse en un país nuevo tras una travesía de semanas a bordo de un barco en condiciones infrahumanas, luego como inmigrante tener que aprender todo de nuevo y sin conocer el idioma, tratar de entender cómo todo eso les afectó, a sus hijos, a sus nietos. Y al entenderlos a ellos uno empieza a entender por qué mi abuelo decía esto o por qué hacía esto otro, y cómo eso afectó a mis padres, y por qué mi madre reaccionaba de esta manera o me decía esto otro. Todas esas cosas, que están todas encadenadas entre sí, porque tengamos claro que nosotros no somos un individuo que nació adentro de un repollo, venimos con la influencia de la educación de nuestros padres, y cómo esa educación también estuvo influenciada por la educación de sus propios padres, y así progresivamente.

Entender la historia de nuestros antepasados es entendernos mejor a nosotros mismos, entender no solo la parte biológica, genética. También puede darse el caso que estudiando un litigio por un plano de mensura de mi bisabuelo, que era un expediente como de 600 páginas, pude conocerlo mejor, y aclaremos que yo no conocí ni a mis abuelos paternos, pero estudiando ese caso, pude conocer y comprender cómo reaccionaba, cómo se relacionaba con sus vecinos, que lo apoyaron y terminaron siendo testigos de él, cómo litigaba con una mujer para reclamar sus derechos y no dejarse pasar por arriba. O sea, toda una cantidad de cosas para entender qué tipo de persona era, más allá de que estaba reclamando un pedazo de tierra que le correspondía. Ahí se puede ver las características de su personalidad. A partir de todas esas cosas que uno investiga empieza a conocer mejor sus raíces y qué es lo que pudo haber heredado y cómo pudo haber influido en sus descendientes los principios que les pudo haber enseñado, y cosas así. Eso para mí es muy interesante, es de las cosas que más me gusta de la genealogía.

  • ¿Es una búsqueda eterna, permanente, o en algún momento se dice «es hasta acá»?
  • Siempre digo que es como un caramelo o un bombón que nunca se gasta, porque es un placer, combina cosas como la investigación, que me gusta mucho, con armar rompecabezas, que también me gusta mucho. De repente hay una pieza que no la encuentro y que no me permite avanzar y que justo es la pieza que me falta para ver cómo seguir avanzando, y de repente aparece una rama de la familia inesperada. O sea que está lleno de sorpresas. Se trata de algo que a mí en lo personal me brinda muchas satisfacciones. El genealogista está siempre como encontrando tesoros escondidos que cuando encuentra algo nuevo se transforma en una alegría solitaria porque a veces los del entorno no entienden esa alegría del hallazgo que hizo.

En este momento estoy enfocado en la búsqueda de mis ramas contemporáneas, identificar a los parientes vivos hasta donde sea posible, encuentro sus nombres y trato de ponerme en contacto con ellos a través de Facebook, donde los busco. O encuentro a alguien que empezó un árbol genealógico que identifico al ver a los abuelos o bisabuelos que puso y me contacto con él para decirle que dispongo de más información y que sería bueno intercambiar datos y lo invito a participar del grupo familiar al que corresponda. Por eso también considero a la genealogía un puente para conocer personas.

PERFIL DE ANDRÉS BRIZOLARA
Casado. Es del signo de Libra.

De chiquito no tenía muy claro que quería ser cuando creciera.
Es hincha de Nacional.

¿Una asignatura pendiente? Tengo una vida satisfactoria.
¿Una comida? El asado.
¿Un libro? «El hombre en busca de sentido» de Viktor Frankl.
¿Una película? Lo que el viento se llevó.
¿Un hobby? La genealogía y hacer pinturas sobre vidrio.
¿Qué música escucha? Old hits, tangos, folklore y música clásica.

¿Qué le gusta de la gente? Que sea de bien, que sean buenas personas.
¿Qué no le gusta de la gente? La hipocresía y la falsedad.

Por: Leonardo Silva

Fuente: Diario El Pueblo

Origen azoriano de una familia salteña (I)

Posible recorrido de Benjamín Texeira Nunes de Canguçu a Salto

La historia de una familia en particular se puede sin duda generalizar para la mayoría de los casos:
Benjamín Texeira Nunes nació el 28 de enero de 1801 en Canguçu, un pueblo fundado apenas 40 años antes en Río Grande do Sul por guerrilleros de Rafael Pinto Bandeira 1 y algunas familias
recientemente desalojadas de la Colonia do Sacramento. Era una zona inhóspita, poblada por indios tapes, insegura por los enfrentamientos con los castellanos, ya que estaban en el límite con
la frontera de los dominios españoles 2 . Lo llevaron a bautizar a Piratiní, apenas un asentamiento, prácticamente poco más que un puesto de vigilancia de frontera, pero ya con capilla. Fue el octavo de
nueve hermanos.
Sus abuelos paternos llegaron recién casados de la Isla de San Jorge, en las Azores, con el genial programa ideado por el rey para asegurar la posesión de las enormes extensiones de tierra en América y al mismo tiempo descongestionar las superpobladas islas 3 . La madre de Benjamín también era azoriana y de la misma isla de San Jorge.

¿Quiénes eran estos azorianos?

Desde hacía más de 3 siglos vivían en islas en medio del océano. El traslado de una isla a otra es peligroso, o sea, no había mayor contacto entre sus habitantes. Las clases sociales estaban definidas, y los hermanos conservaban su status, pero heredaba sólo el mayor. En las bajas no tenían chance de cambiar sus condiciones de vida. Las Américas ofrecían a todos una oportunidad única de progreso y liberación de su confinamiento: a pesar del viaje peligroso y el hecho de enfrentar el desafío de un
nuevo comienzo en una tierra extraña, significaría cortar un círculo cerrado sin perspectivas: la promesa de tierras otorgadas por el rey.
La vida en aislamiento de las islas moldeó una característica: la formación de clanes: las familias se asociaban y se casaban entre sí.  Esta tradición la heredaron a sus descendientes en el Nuevo Mundo.
El viaje demoraba tres meses -o más- en muy malas condiciones: hacinados bajo cubierta sin luz ni ventilación, durmiendo en espacios similares a estanterías, unos sobre otros, todos juntos, agua dulce estrictamente racionada y con mal olor, un caldo de papas semi podridas, y la convivencia con piojos, pulgas y ratas. Algunos morían en el viaje, muchos llegaban a destino enfermos y a veces morían poco después.
Llegaron a un país de vegetación exuberante, indios semidesnudos, animales salvajes desconocidos, conflictos de posesión de tierras con los españoles y con promesas del rey -tierras, sustento temporal,
herramientas y exención de servicio militar- que no se cumplieron al pie de la letra. Pero no había tiempo para lamentarse: lucharían por lograr sus sueños.

1 Militar portugués que comandó inumerables batallas en defensa de las posesiones
portuguesas en Rio Grande do Sul.
2 Por el Tratado de San Ildefonso de 1777, Canguçu fue de hecho zona de frontera hasta
1801. Hay que considerar que los límites no estaban perfectamente definidos y fue una zona
de conflictos, por lo que las viviendas que construyeron durante décadas fueron precarias.
3 Las Azores son un archipiélago de nueve islas aisladas en el medio del Atlántico,
descubiertas en la Edad Media y pobladas desde 14

Origen azoriano de una familia salteña (II)

Origen azoriano de una familia salteña – (II) Por: Andrés Brizolara Texeira

Este plano de mensura es de un campo de casi 21 mil hectáreas en la 4ª. Sección Judicial, de unode los campos de la sucesión de Benjamín Texeira Nunes. Todos los campos linderos pertenecían a familiares de Benjamín Texeira Nunes 2. También tenía campos en la 10ª. Sección de Paysandú y en Rio Grande do Sul, Brasil.

Gertrudes María de Jesús de Oliveira nació en Mostardas, Rio Grande do Sul, el 14 de agosto de 1796, fue la octava de 16 hermanos. Era nieta por ambas ramas de azorianos de la Isla de San Jorge. Considerando las costumbres y características de la vida de las Azores explicadas en el artículo anterior, no me queda duda de que su familia conocía a la familia del que sería su esposo, Benjamín Texeira Nunes. Así que cuando su familia se mudó a Canguçu cuando era niña, fue sólo un reencuentro con amigos de la familia.

Se casaron el 30 de abril de 1820 y tuvieron 7 hijos en Brasil.

Dominación portuguesa de la Banda Oriental – la Provincia Cisplatina

En 1817 comienza la invasión portuguesa al mando del Gral. Federico Lecor, que fue designado administrador político de la Provincia Cisplatina. Como tal, distribuyó tierras entre los ocupadores y las ofreció también a bajísimo costo1. La dominación portuguesa concluyó en 1828. Así nos encontramos que al obtener su independencia, la Banda Oriental era de facto, en su mayor parte, territorio de Brasil. Aún entrada la segunda mitad del siglo XIX, en el Interior de la República el idioma, las costumbres y tradiciones eran portuguesas. Prácticamente la mitad de la población era originaria de Brasil. No sólo eso: en su gran mayoría del sur de Río Grande do Sul, o sea azorianos, cuyas familias eran amigos y/o parientes desde sus orígenes en las Islas.

  1.  Los estancieros criollos que apoyan a Lecor fueron también favorecidos de esta manera.
  2. Excepto el contiguo entre Cañas e Islas de Vera que pertenecía a José Artigas

Benjamín y Gertrudes fueron padres de 7 hijos. Aparentemente la esposa falleció a consecuencias del último parto y el viudo emigró con sus hijos a Salto. Se casó cinco años más tarde con una sobrina de su primera esposa, Perpétua María Lemes de Oliveira, con la que tuvo un hijo más. Todos los hijos de Benjamín nacieron -o al menos fueron bautizados- en Brasil. La aclaración corresponde al comentario de un historiador y genealogista brasileño3, que me dijo que en muchos casos, aunque sus hijos nacían en el Uruguay los llevaban a bautizar a su país.

Estos brasileños tenían familia y muchas veces también campos en Brasil. Comerciaban, se vinculaban, se casaban con sus vecinos y primos portugueses y viajaban a Brasil, como si no existiese una frontera. En la segunda mitad del siglo XIX se creó un servicio regular de diligencias para el recorrido Tacuarembó-Bagé.

En el centro del plano de mensura del plano de más arriba se ubica actualmente el pueblo “Celeste” donde viven hasta el día de hoy descendientes de la quinta y sexta generación de Benjamín Texeira Nunes.

Los apellidos extranjeros fueron deformados por los párrocos que escribían por fonética o solían “castellanizar” los nombres y apellidos.

De los más de 2.100 descendientes identificados de Benjamín Texeira Nunes (el apellido ha derivado en Texeira Núñez, Techera o Texeira a secas), una gran parte vive aún en Salto4. Murió en 1856 a los 55 años.

Un hermano de Benjamín, Alexandre Texeira Nunes, también emigró a Salto donde permanece su descendencia en gran parte hasta hoy.

Dos de los hijos de Benjamín Texeira Nunes

Origen azoriano de una familia salteña (III)

La inmigración masiva en el siglo XIX generó circunstancias particulares: aproximadamente la mitad de la población era extranjera. Los europeos emigraron en gran parte con sus familias y se instalaron mayormente en los centros poblados. Vemos en los registros de la Iglesia del Carmen que las primeras generaciones se casaban entre inmigrantes o hijos de inmigrantes de origen similar, vascos -franceses y españoles- con vascos, itálicos (no digo italianos, porque hasta 1861 no existía el Reino de Italia), etc. Fundaron clubes y asociaciones para congregarse y conservar sus tradiciones.

Diferencias entre la inmigración europea y portuguesa

La diferencia con los portugueses es que residían en el campo. No hubo casi contacto y por tanto, tampoco posibilidad de integración en las primeras generaciones de inmigrantes. Como se explicó en el artículo anterior, vivían como en una provincia del nuevo Imperio de Brasil y sus familias se conocían y vinculaban desde antes de venir al Uruguay. El territorio era uruguayo, pero la mayor parte de la propiedad de la tierra y sus pobladores eran brasileños, y por cierto, ciudadanos de la nación que había ejercido su dominio sobre la Banda Oriental durante 12 años. Naturalmente generó roces y conflictos con las autoridades. En teoría había policías y jueces, pero en la práctica -y eso perduraría hasta aún hasta entrado el siglo XX- cada uno era guardián de su propiedad y su vida por sus propios medios.

Frecuentemente la milicia pasaba a reclutar hombres para los múltiples conflictos que hubo en el Uruguay y confiscar caballos y vacas para sus provisiones. Los súbditos del Imperio de Brasil se sintieron despojados de hombres que necesitaban para el trabajo y cuidado de la estancia, expresaron ser víctimas de abusos “por policías y militares”, por confiscaciones de animales que consideraron excesivas y para un Estado con el que, obviamente, no se sentían identificados o integrados, y por el que tampoco se sentían, ni mucho menos protegidos.

Reclamos de los súbditos brasileños

En un documento de 1870, ante los múltiples reclamos de los súbditos brasileños en Uruguay, el vice-cónsul de Brasil remite una carta al Ministro de Relaciones Exteriores Manuel Herrera y Obes, firmada por  cuarenta y dos hacendados:

“Durante la paz éramos expoliados con exorbitantes multas, llevados algunos a la cárcel por no aceptar pagar estas multas vejatorias e injustas; nuestros ganados son tomados por los policías diciendo que no tienen dueño porque están a sólo dos cuadras de distancia. (…) Vino la guerra civil y no sólo nos arrebatan nuestros peones sino también nuestros bienes, y hasta nuestras vidas corren peligro. Si se limitaran a pedirnos ganado para sus fuerzas militares, lo daríamos, a cuenta del pago estipulado por el gobierno, pero no sólo no pagan sino que se llevan más de lo que piden, sin poder preguntarles qué pasó con el ganado que les sobró.(…) Las caballadas son arrebatadas de nuestros campos como si las estancias estuvieran abandonadas y no nos dan recibo. Si agregamos el destrozo hecho por las personas que deberían garantizar el buen orden, (esta situación) resultará en nuestra ruina. (…) Una cuarta parte (de lo que se llevan) es más que suficiente. (…) Estamos condenados a repelir con fuerza semejante atentado (con sus) fatales consecuencias o a abandonar nuestros bienes.” Termina diciendo que la mayoría de los firmantes prestaron servicio en la guerra entre Brasil y Uruguay[1] y últimamente la de Paraguay.

Un caso como ejemplo

Hay registros de múltiples excesos: Por ejemplo, uno de los firmantes del documento mencionado más arriba había sido acusado en 1854 de “complicidad en diversos robos y asesinatos”, fue “cruelmente tratado y herido, sus bienes embargados, con gran prejuicio para su familia” y “trasladado a Colonia”. Años más tarde el juez sólo había emitido sumario[2] justificándose por los problemas de falta de comunicación.

Parece difícil de creer que una persona que fuera comendador del Emperador Pedro I, que vendió sus campos en Brasil en 200.000 reis emigrando al Uruguay con su familia y ganado estuviera involucrado en “diversos robos y asesinatos”.

[1] Se refieren a la Guerra del Río de la Plata cuando Uruguay pidió apoyo a Brasil.

[2] “Historia da guerra do Brasil contra as Republicas do Uruguay e Paraguay” – año 1871- Francisco Felix Pereira da Costa

Integración social de los inmigrantes brasileños

En la segunda y más bien en la tercera generación se nota un intercambio más fluído con los centros poblados, que en muy pocos años crecieron en población y en desarrollo, motivando un desplazamiento de las familias del campo a las comodidades de la ciudad, perdiendo los vínculos con sus antepasados riograndenses.

Un ejemplo es el hijo menor de la familia del artículo anterior: Bernardino Texeira Nunes de Oliveira, se casó en Salto el 26 de julio de 1866 con Marcelina Pereira das Neves Dutra (él tenía 30 años y ella 14), también brasilera de origen azoriano flamenco[3] y fueron padres de 15 hijos, cuya descendencia permanece en gran parte hasta el día de hoy en la ciudad de Salto.

Hijos de Bernardino Texeira Nunes y Marcelina Pereira das Neves

Bernardino Texeira Nunes de (Souza) (Canguçu, RS, 20/5/1836 – 5/9/1895, Salto)  Oliveira Marcelina Pereira das Neves Dutra  (Povo Novo, RS, 23/3/1852 – desp.1912, Salto)

[3] Varias familias azorianas eran originarias de región de Flandes, hoy parte de Holanda y Bélgica.

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