La Intendencia de Salto (IdS), por iniciativa del Intendente Carlos Albisu, decidió endeudarse por 60 millones de dólares apelando al mecanismo de un fideicomiso que se pagaría en un plazo de 20 años. Este plazo excede largamente el período de gobierno (5 años), por tanto y de acuerdo a la Constitución de la República en su artículo 301, se requiere una mayoría especial en la Junta Departamental (JD) de 2/3 de sus componentes, es decir 21 ediles de 31, para su aprobación.
En las elecciones pasadas de Mayo de este año, la derecha salteña ( Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido Independiente) se presentó unida bajo el nuevo lema “Coalición Republicana (CORE) obteniendo la intendencia y 18 ediles en la JD. El Frente Amplio quedó entonces relegado a la oposición en el departamento, obteniendo 13 ediles.
Por tanto, el oficialismo no cuenta en la JD con una mayoría propia para aprobar un endeudamiento con un plazo mayor a 5 años, sí puede hacerlo con un plazo menor a ese. Esto lo obligaba a conseguir por lo menos 3 votos de ediles frenteamplistas. Parece que hubiera sido normal entonces, convocar formalmente al FA para informar el porqué y el para qué de dicho endeudamiento y establecer una negociación sana y abierta a los efectos de lograr los respaldos políticos necesarios para la aprobación. El camino elegido fue otro, hacer conocer estas intenciones a través de los medios, convocar a los ediles a una reunión donde se informa en general y vagamente y expresar su deseo de que los votos aparezcan.
El FA discutió seriamente el tema, en la Mesa Política Departamental , en la Bancada de Ediles y finalmente en el Plenario Departamental, es decir su dirección en Salto donde participan los sectores y las “Bases” frenteamplistas. La resolución del máximo organismo de dirección de la Departamental fue que, las condiciones no estaban dadas para votar el endeudamiento así como estaba propuesto. No fue una negativa ante todo caso y para siempre. Se indicó que era necesario conocer el Presupuesto Departamental que propondrá el Intendente, su plan de obras, costo de cada una de ellas, plazos de ejecución, etc. Esta resolución, que fue tomada cumpliendo largamente con las mayorías especiales que los frenteamplistas nos exigimos, nos mandata a todos, particularmente a los ediles electos bajo el lema FA.
La aprobación del endeudamiento por 20 años contó en la JD con 22 votos, es decir los 18 de la CORE y 4 ediles electos por el FA. Está claro entonces que-como dijo el presidente del FA a nivel nacional, el compañero Fernando Pereira-estos ediles/as incurrieron en una “inconducta” frenteamplista”, no acataron una resolución legítimamente tomada por la fuerza política. Esta “inconducta” deberá ser analizada por los organismos competentes del FA y se tomará una decisión, pero no “al grito”, sino en el marco de la “legalidad frenteamplista”. La Departamental elevará los antecedentes a la dirección nacional, proponiendo en este caso la “separación”, el Tribunal de conducta y ética política estudiará el caso y emitirá un fallo, finalmente el Plenario Nacional tendrá que resolver con las mayorías exigidas (2/3 de los componentes para la expulsión).
Nosotros no avalamos ni recurrimos al “linchamiento político”, a la descalificación personal o a la agresión para juzgar o rechazar una conducta política. Comprendemos y compartimos sí, la indignación y el dolor que produce en la mayoría de los frenteamplistas estas inconductas. En lo personal nos parece que, estas/os compañeros se han puesto fuera de la fuerza política con este accionar, pero su futuro no lo decidiremos nosotros sumariamente sino que lo hará la orgánica del FA.
El Frente Amplio es una construcción política histórica unitaria del campo popular uruguayo. Costó muchísimo crearlo y existe gracias al sacrificio de varias generaciones de militantes. Su carácter de coalición y movimiento y su permanencia en el tiempo es singular en el contexto internacional. Sus señales de identidad, y probablemente condición para existir así como lo conocemos, son su programa común y la unidad de acción. Nació para ser herramienta, vehículo del pueblo en la construcción de una patria mejor para todos, un Uruguay solidario, que combate la desigualdad y genera las condiciones para incluir, no discriminar, no dejar a nadie atrás, para crecer distribuyendo mejor. Todo esto exige unidad, unidad siempre, una y otra vez, unidad en torno a ese programa común, unidad en la acción y también, sin duda, fraternidad en la discusión y respeto a las decisiones colectivas. Nada de esto implica anular las individualidades y anhelos personales sino que es su proyección en los sueños colectivos, esos que nos hacen mejor a todas/os, sin duda.
El FA va a resolver estos problemas y se va a reconstruir en el departamento, porqué es necesario construir un Salto mejor y para todos y porqué es posible.
Daniel Dalmao

