¿Qué pasaría si vamos a la panadería, a la farmacia o al supermercado y no nos quieran vender el pan, un medicamento o aceite? Y que todavía nos dijeran que solo nos aceptan pagando al contado y es por una orden de alguien “superior” a ellos. Y que si queremos acceder a esas cosas básicas debemos doblegarnos y hacer lo que ese “superior” nos mande.
Bueno, eso es lo que le pasa al pueblo cubano y esta política de rendir al pueblo cubano por hambre, penuria y desesperación dura ya más de seis décadas y constituye una violación masiva de los derechos humanos.
Las condiciones que llevaron al pueblo cubano a reclamar en las calles son muchas, pero asociadas en forma directa al bloqueo. En Cuba se vive desde hace dos años una situación de crisis económica: hay desabastecimiento de los productos básicos y aunque las políticas de distribución del Gobierno han tratado de repartir equitativamente, no siempre se logra.
Existe en Cuba una escasez de alimentos, que a partir de los últimos meses del año 2019 se ha agudizado y desde inicios del presente año ha aumentado. Similar situación tiene los medicamentos, algunos de ellos imprescindibles. El reordenamiento monetario, ha complicado más el panorama económico, el aumento de los precios de productos y servicios por el Estado y los privados, ha superado el de los salarios y pensiones. La caída casi total de la actividad turística, ha provocado la caída de los ingresos de miles de personas que dependían de esa actividad, directa o indirectamente. La pandemia de COVID-19 ha alcanzado proporciones alarmantes y afectando la vida de todos, incluyendo a aquellos que no han sufrido de cerca la enfermedad por la suspensión de muchas actividades.
Además, también existe déficit eléctrico y por lo tanto ocurren apagones que, como es lógico, molestan a la población. Sin embargo, todo esto es imposible analizarlo sin tener en cuenta el impacto mayor que sufre la economía nacional y por tanto, el pueblo, ante la imposición del bloqueo económico y financiero, que se ha recrudecido cada vez más.
El bloqueo a esta altura, tiene ese objetivo, crear crisis y descontento poblacional, y cuando ocurren protestas, culpar al gobierno cubano. Desde principalmente EE.UU. y otros países, “apoyaban” al pueblo en su reclamo por la escasez de alimentos y medicamentos, sin embargo, son ellos precisamente los que mantienen y defienden un bloqueo económico que impide la entrada de alimentos y medicamentos y la posibilidad de desarrollo de la economía cubana. Una economía que sobrevive en tiempos de pandemia, con déficit de suministros, con errores administrativos como ocurren en cualquier otro país y con la presencia de un bloqueo genocida, entonces es obvio que se cree esta situación de “inestabilidad”, influenciada en mayor medida por grupos subversivos que se mantienen con dinero de los fondos federales del Departamento de Estado (USA) y de la mafia cubana en Miami, más una red amplia de medios de prensa, alojados en Internet y en las redes sociales que desinforman, manipulan y contribuyen a la inestabilidad, en busca de un propósito: el fin de la Revolución cubana que el mismo pueblo conquisto y hoy la defiende.
Las organizaciones de izquierda de América Latina y el mundo deben rodear a Cuba en estos momentos, los medios deben informar con veracidad teniendo en cuenta la magnitud del Bloqueo Económico como causa principal de estos acontecimientos. El domingo pasado quedo claro que en Cuba son millones los que apoyan el proceso social y que defienden a la Revolución, con la realidad que les toca vivir y que es necesario dar a conocer, como por ejemplo el boicot a las aseguradoras navieras que hace EE.UU., no dejando transportar insumos necesarios para el pueblo cubano como son la el trigo y el combustible (a fines de 2019 no había pan disponible en Cuba y por falta de combustible se paralizaron las actividades por casi un mes).
Pero CUBA no está sola enfrentando al poderoso imperio.
