El presidente de la República agregó que en tiempos en que la economía puede no estar en un buen momento, el Estado sostiene ciertas industrias. Reflexionó que invertir es tomar riesgos y dijo que en la actualidad la industria de la construcción mantiene empleadas a casi 52.000 personas, cifra que no se registraba desde el año 2015, dijo. Añadió que cada una de estas personas representa a una familia, a alguien que no tenía trabajo, “que la estaba peleando y que mejoró”.
Expresó que, por eso, se trata de una actividad virtuosa, porque genera fuentes de trabajo de manera directa e indirecta, y también porque, luego, quienes adquieren este tipo de bienes conocen y disfrutan Uruguay. Afirmó que el uruguayo, cuando se esfuerza, cuenta con oportunidades, herramientas, educación y salud, “gana en cualquier cancha y juega en canchas grandes”.
Lacalle Pou hizo referencia a un Uruguay impulsor de personas y proyectos que luego derraman y permiten el crecimiento del país en su conjunto. Y remarcó que, a su entender, la nación se encuentra en “una oportunidad divina”, porque se trata de un país cohesionado en el que se respeta la ley y que permite pensar a largo plazo.
Acompañó al mandatario su esposa, Lorena Ponce de León, y estuvieron presentes en el evento la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón; el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado; el canciller, Francisco Bustillo; el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, y el subsecretario de Turismo, Remo Monzeglio. También el secretario nacional del Deporte, Sebastián Bauzá; el intendente de Maldonado, Enrique Antia; el embajador de Uruguay en Argentina, Carlos Enciso; el desarrollador de negocios de Château Group, Guillermo Coldesina; y el representante en Uruguay del grupo inversor, Sergio Grosskopf.
Por su parte, Monzeglio resaltó la importancia de este tipo de emprendimientos, tanto para el sector turístico como para la generación de empleo y el crecimiento económico del país. La propuesta, de lujo, permite incorporar un nuevo segmento de público con alto poder adquisitivo al mercado local, sostuvo.
El complejo se desarrolla en un área de más de 75.000 metros cuadrados, terreno elevado frente al mar que incluye dos torres de 27 pisos: una de ellas, con cuatro departamentos por planta y, la otra, con dos departamentos por planta. Ambas torres reúnen 150 residencias en metrajes de entre los 190 y los 550 metros cuadrados.
El emprendimiento constituye el desarrollo más importante en materia residencial en América Latina y una propuesta sin precedentes en la región por su diseño innovador, detalles de auténtico lujo y últimos avances tecnológicos en todos los espacios y servicios. La inversión totalizó 150 millones de dólares, y trabajaron unas 600 personas en la construcción. Los precios de las residencias oscilan entre 1.200.000 y 4.000.000 de dólares y se prevé la realización de dos torres más para culminar el proyecto inicial.