El tercer nivel de gobierno es el punto más alto de la descentralización política en Uruguay. Impulsado por Tabaré Vázquez, con la aprobación de la ley 18.567 de Descentralización Política y Participación Ciudadana en 2009, se inicia un proceso de empoderamiento de lo local.
Se crean los Municipios, como ámbitos de “gobierno y administración” donde “su circunscripción territorial deberá conformar una unidad, con personalidad social y cultural, con intereses comunes que justifiquen la existencia de estructuras políticas representativas y que faciliten la participación ciudadana”. Algunos, como en Salto, a partir de la transformación de las viejas Juntas Locales, otros desde cero.
La autoridad en los Municipios es el Concejo Municipal, un órgano colectivo de 5 miembros presidido por un Alcalde y basado en el principio de “la electividad y la representación proporcional integral”. Las viejas Juntas Locales se integraban a voluntad del Intendente de turno, que designaba desde su oficina con anuencia de la Junta Departamental a los integrantes de un órgano que actuaba en otra localidad; era como que desde el gobierno nacional se designara al Intendente. Pasó que algún Intendente no quiso integrarlas y por 5 años no funcionaron.
La ley original fue modificada y los Municipios se rigen por la ley 19.272, que no solo mantiene, sino que refuerza a la comunidad local como sujeto y objeto del proceso de descentralización, poniendo a vecinas y vecinos en diálogo y articulación con el gobierno local en la gestión cotidiana.
Aunque la implementación de los Municipios ha ido mejorando, incluso cuenta con mayores presupuestos, aún sigue siendo necesario gestionar la dependencia de los gobiernos departamentales y nacionales.
El sentido que dio origen a este proceso de transformaciones, no fue el que tomó la realidad. Los alcaldes, se han transformado en la cara visible, muchas veces anulando a los Concejos Municipales y asumiendo como propio un rol que es colectivo, a tal punto que se usa la palabra alcaldía para sintetizar en una persona lo que debe ser un colectivo y que según algunos relatos muchas veces se adjudican potestades que no le corresponden.
Se asumen formas que conspiran con la participación ciudadana, uno de los ejes rectores de la normativa, pero además imprescindibles en la construcción de ciudadanía y claves para la construcción de comunidad y para fortalecer la institucionalidad democrática. La participación es necesaria también para el desarrollo local o la elaboración y ejecución de proyectos sociales, sin dejar de mencionar que es una dimensión insustituible en la construcción de sustentabilidad.
Indudablemente esto no puede estar librado a la voluntad o vocación de una sola persona, pero esa persona, Alcalde o Alcaldesa, debe ser el principal impulsor de ello.
En Salto, debemos evaluar el proceso de descentralización y poner sobre la mesa la generación de nuevos municipios, incluso los límites territoriales de los existentes; Seguramente sirva como base las microrregiones que las Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (Decreto 6524/2011) subdividen al departamento. Es necesario discutir la necesidad de algunos Municipios en la ciudad.
No tiene ningún sentido que el Municipio sea una especie de Intendencia chica. Tampoco que los alcaldes se conviertan en amos y señores de su territorio, ni crear municipios para empoderar o promover políticamente algún correligionario.
El Municipio debe ser un lugar de construcción colectiva. Es necesario generar espacios de participación para facilitar que los vecinos se involucren y asuman compromisos colectivos para la construcción de una mejor comunidad. No tiene ningún misterio, respetar y rescatar el trabajo de las organizaciones del territorio, promover el diálogo y coordinación entre instituciones, transparentar la información y democratizar la toma de decisiones.
En la construcción de ciudadanía y comunidad mucho importa la semántica, no es lo mismo una construcción colectiva democratizadora que una construcción vertical. No es lo mismo el Municipio que la alcaldía.
Arq. Rogelio Texeira