Marcos Velásquez: el arte, el pensamiento y el periplo vital de un cantor criollo

Marcos Velásquez: el arte, el pensamiento y el periplo vital de un cantor criollo

Foto: A. Laluz

Rodrigo Camañano presenta su tercer libro, “Marcos Velásquez: Cantos para un pueblo en lucha”, dedicado a la vida y obra de un referente de la canción popular.

Con el reciente lanzamiento del libro Marcos Velásquez: Cantos para un pueblo en lucha (Párrafo Sur, 2025), Rodrigo Camañano (docente, investigador, músico) cierra una triología de ediciones dedicadas a una de las figuras capitales de la canción popular: Marcos Velásquez (1939-2010), cantor criollo que abrevó de la sabiduría popular y legó un cancionero tan original como emblemático.

A través de su primera edición, Marcos Velásquez: Cantor criollo (Perro Andaluz, 2019), y luego con Marcos Velásquez: Panorama del folclore musical uruguayo (Párrafo Sur, 2022), Rodrigo sintetizó buena parte de un largo proceso de investigación iniciado entre 2013 y 2014, en el que abordó la vida y la obra musical y poética de Velásquez, así como sus estudios sobre el folclore musical local.

Y en esta nueva publicación, Cantos para un pueblo en lucha, se concentró en la compilación de afiches de los múltiples conciertos que dio el creador de “El tero tero” y “Nuestro camino”, especialmente en su larga estadía en Europa y a su regreso a Uruguay.

La presentación de este libro se realizó el pasadado 22 de mayo en Sala Camacuá, con entrada libre y gratuita. Además del autor, participaron Numa Moraes, Jorge Velásquez y Mariana Noguera.

Como un grupo de niños

“Estos afiches no son solo una lámina con inscripciones y figuras, como nos dice la Real Academia Española”, dijo Jorge Velásquez, hermano de Marcos, quien ha colaborado con la investigación de Camañano. “Estos afiches son como un grupo de niños que juegan con ternura, con picardía, con inocencia, escondiendo secretos e ignorando lo valisos que serán cuando el paso del tiempo los reúna”.

Así, los afiches digitalizados y ahora publicados en este nuevo libro, contó Rodrigo a Caras y Caretas, completan una suerte de mapa de las distintas etapas de la historia de Marcos Velásquez, principalmente de las vividas durante su exilio y también de su regreso al país. Con ellos puede conocerse los lugares donde tocó, quiénes participaron en la organización de esos eventos, con quiénes compartió escenarios. “Esto no da una idea más cabal, más completa, de cómo era Marcos, sus ideas, sus compromisos solidarios, políticos, y por dónde sonó su repertorio de profunda raíz criolla”.

Un ciclo

“Mi relación con la música de Marcos —recordó Rodrigo— comenzó hace muchos años, cuando estaba terminando mis estudios”. Ya en esa época reconoció que en las pocas canciones que conocía de Velásquez había muchos elementos fascinantes, como su soltura, su solvencia para componer e interpretar con base en distintos géneros musicales, y la búsqueda en el humor, en la fábula. Además, su obra y su vida no tenían el reconocimiento que merecía, y había poca producción analítica, crítica o historiográfica sobre ellas.

La opción, entonces, estaba clara: algo había que hacer. Y, entre 2013 y 2014, comenzó un paciente trabajo de recopilación documental, a realizar entrevistas. La primera idea fue publicar un cancionero, pero pronto entendió que era necesario otro enfoque, otro trabajo, que diera cuenta del peso de Velásquez en la canción popular, lo que puede apreciarse en los dos primeros títulos de esta triología, Marcos Velásquez: Cantor criollo y Marcos Velásquez: Panorama del folclore musical uruguayo.

“Creo que ahora, con este nuevo libro, se cumplió como un ciclo con Marcos Velásquez, plasmando esta aproximación a su vida y a su obra desde lo visual. Haber tenido acceso a los archivos, a todos los materiales que hay sobre Velásquez, me permitió escribir mucho sobre él, abordar su obra poética, musical, sus estudios del folclore. Con este nuevo libro me concentré en otro aspecto importante, que es el visual, a los afiches que anunciaron sus distintos recitales, digitalizar todo el material”.

Los documentos gráficos de un periplo vital

Buena parte de este material gráfico que puede apreciarse en este libro “estuvo durante muchos años en custodia de Jorge Velásquez, el hermano de Marcos. Es que en sus últimos años, Marcos estuvo con muchos problemas de salud y sin un domicilio fijo. Entonces era muy difícil para él conservar esos materiales. Y Jorge asumió la responsabilidad de tenerlos, cuidarlos, durante muchos años”.

Cuando Jorge le contó de esta colección de afiches, “me encontré con una material increíble, valioso; entonces se me ocurrió la idea de digitalizarlos, para su preservación y para difundirlos. Así me puse en contacto el programa sección Anáforas, de la Facultad de Información y Comunicación, y sus responsables se interesaron enseguida y pusieron a disposición sus recursos humanos y sus equipos técnicos para ir, de a poco, digitalizando estos materiales. La colección se conforma con unos 80 afiches, casi todos de la etapa francesa de Marcos”.
Marcos Velásquez: ‘Mucha gente supone que hacer canciones populares y tradicionales implica estancarse o renegar de todo lo nuevo. El folclore es un fenómeno de carácter funcional y plástico; es decir que no existe porque si, sino porque el pueblo lo mantiene por necesitarlo y además el mismo pueblo lo recuerda permanentemente’.

En el trabajo de digitalización, “se procuró preservar las marcas del tiempo. Fijate que estos afiches recorrieron muchas rutas, atravesaron el océano, se guardaron de formas diferentes.

Son un testimonio invaluable para conocer con quiénes tocó Marcos, en qué ciudades, sus escenarios, las organizaciones que promovían y apoyaban esos conciertos, cuáles eran las convocatorias”.

De ahí el título de este libro, “Cantos para un pueblo en lucha”, “ya que muchos de estos conciertos realizados en Europa [no solo en Francia, también en Alemania, España, en la entonces Checoslovaquia, e incluso algunos en Canadá] eran con fines solidarios, sociales, políticos, para apoyar a organizaciones sociales que estaban defendiendo los derechos humanos las dictaduras asolaban a Uruguay, a Chile, a Guatemala”.

Todos los originales ahora volvieron a manos de Jorge, el hermano de Marcos Velásquez, y están las copias digitales en alta calidad, y las reproducciones publicadas en el último libro de Rodrigo. “Pero Jorge, me consta, quiere seguir haciendo cosas con este material”.

Cantor criollo

Aunque útiles para lidiar con la diversidad, los términos que suelen utilizarse para categorizar estilos o prácticas musicales provocan confusiones, especialmente por usos caprichosos, poco rigurosos.

Y en este aspecto, Marcos Velásquez era muy preciso. “A él solían presentarlo como folclorista, como cantor de protesta, como cantautor. Pero esas etiquetas no le gustaban: prefería que lo llamaran cantor criollo”, explica Rodrigo. “Y él siempre explicaba que los cantores criollos eran músicos que manejaban un repertorio de géneros musicales que podían se propios de un país, en este caso Uruguay, pero que las letras que cantaban no siempre tenían que estar relacionadas con el campo, con la imagen tradicional del gaucho, ni a los oficios camperos. Esas letras podían, pueden, contener tópicos universales, urbanos, pero llevadas a la música con géneros como la milonga, vals, cifra”.

Rodrigo Camaño: ‘Si uno mira una foto de Gardel joven, es como encontrar la foto de Marcos. La forma de cantar estilos que tenía Marcos era muy parecida a la de Gardel, tanto el fraseo, el control de la dinámica. Es tremendo. Marcos, sobre todo en su juventud, cuando tenía una voz clarita, divina, se se escucha de una manera muy gardeliana’.

Para Velásquez, sus maestros, como Alberto Moreno u Óscar Villanueva, “eran verdaderos cantores criollos. Incluso contaba que tanto Moreno como Villanueva se ofendían cuando los llamaban folcloristas, porque ese término estaba asociado lo argentino, a los músicos que solían usar vestimenta gauchesca (bombachas, ponchos, botas), tocaban con bombos legüeros. Ellos preferían que los llamaran cantores criollos. Muchas veces se vestían con saco, corbata o moñita, se peinaban con gomina. La estética se definía tanto por lo visual como por lo musical.

RODRÍGO CAMAÑO (Montevideo, 1989). Es profesor de música y director de coros. Egresado del Instituto de Profesores Artigas en la especialidad Educación Musical, ha ejercido en instituciones públicas y privadas. Estudió guitarra con varios docentes, entre ellos, Daniel Martella, Fernando Olivera y Pablo Rey. Cursó la carrera de Comunicación Social en el Consejo de Educación Técnico Profesional (ex UTU). Actualmente continúa sus estudios en la Escuela Universitaria de Música, en la Licenciatura en Musicología. Participó como expositor en diferentes encuentros y seminarios.

Fuente: Caras & Caretas

 

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