Por Enzo Paique – Vamos Salto
Jóvenes universitarios tomarán por primera vez un fusil y se levantarán contra el régimen tirano del General Máximos Santos. La batalla será un sencillo trámite para las fuerzas gubernistas que en la tarde de aquel 31 de marzo de 1886 vieron morir a más de 200 veinteañeros, con una revolución que desde sus ideas triunfara en la sociedad. Tres de aquellos sobrevivientes serán Presidentes de la República.
Santos asume el poder en 1882 tras la renuncia del Presidente Vidal y luego de lo que fue el gobierno de Latorre. Un período caracterizado por el despilfarro, la deshonestidad y el atropello a los derechos individuales, limitando las libertades políticas y restringiendo a los medios de prensa. En una ciudad de Montevideo donde florecía el conocimiento comenzará desde la clandestinidad a organizarse una revolución que limite los intereses continuistas de Santos, quien debía retirarse del poder el 1ro de marzo de 1886 y se encontraba en la búsqueda de una vía aparentemente constitucional para seguir al mando.
Debido al inminente peligro que corrían sus vidas, en febrero de 1886, estos jóvenes se trasladarán a Buenos Aires a encontrarse con veteranos ciudadanos exiliados, entre los que se encontraban el ex Presidente Lorenzo Batlle.
El 28 de marzo pisan suelo oriental a orillas del Arroyo Guaviyú. Esas jóvenes ilusiones de libertad y república, quienes sin formación militar jamás habían disparado un arma, marchaban hacia el sur casi sin provisiones, sintiendo la fatiga de un viaje para el que no estaban preparados ni organizados.
Las fuerzas del General Santos se encontraban desplegadas por el litoral, el 30 de marzo tendrán un primer enfrentamiento pero será el 31 de marzo donde caerán rendidos los revolucionarios, rodeados de más de 200 cuerpos sin vida de sus compañeros y amigos que cayeron peleando por su patria. La revolución no fracasó, este hecho conmovió a una sociedad que comenzó a cambiar y aquel año Santos renunciará a la presidencia siendo perseguido por sus culpas y una terrible oposición política.
Santos había logrado algo que parecía imposible en más de medio siglo de violentos enfrentamientos entre blancos y colorados. Unidos contra la tiranía para recuperar las instituciones y pelear por la libertad.
En aquella batalla sobrevivieron José Batlle y Ordoñez, Juan Campisteguy y Claudio William, que serían Presidentes de la República. También de allí salieron notables ciudadanos que fueron rectores de la Universidad, profesores, abogados y políticos.
Recordar a esos jóvenes es un acto de justicia y de patriotismo. Aquel 31 de marzo de 1886 fue un sacrificio humano por la libertad, que 100 años después en 1986 fue recordado en un importante acto al que concurrieron Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle, encontrándose en la tumba de Teófilo Gil. ¿Quién fue este joven? Un mártir de la revolución del quebracho, descripto por Leonardo Vinci como “abogado y periodista de fuste, una de las figuras más notorias y admiradas”, murió por una bala en el pecho con tan solo 26 años.
Hoy, a 135 años de la Revolución del Quebracho, colorados de Salto nos hemos reunido para organizar junto a amigos de Paysandú y de todo el país, un Homenaje que se realizará el sábado 27 de marzo a la hora 10, entre los pastizales de Palmares de Soto, en la tumba de Teófilo Gil. Homenaje público, como el que se merecen estos hombres ejemplo para las nuevas generaciones, para el presente y el futuro, con ideas que tenemos que defender con más vigencia que nunca.