Revolución de Quebracho

Por el maestro Ramón Ariel Rosconi

Terminaba el siglo XIX, 1886, Uruguay vivía bajo el rigor de la dictadura de Máximo Santos. Por supuesto no se vivía en libertad.

He leído mucho, he escuchado mucho sobre “la Revolución del Quebracho”, esto me permitirá realizar una síntesis de lo ocurrido el 30 y 31 de marzo de 1886 sin dejar de lado lo histórico y las consecuencias de aquel enfrentamiento entre colorados, blancos y constitucionalistas contra el régimen dictatorial del gobierno de Santos.

Ese acontecimiento casi desconocido por muchos uruguayos , permitió un cambio radical en nuestra rica historia, digo historia nacional y del Partido Colorado.

La generación de los intelectuales que así  reconoce nuestra historia nacional a ese grupo de estudiantes universitarios, profesionales recién recibidos fueron los que movilizaron a otros uruguayos, principalmente jóvenes con ansias de libertad y de democracia.

Aunque en el campo de batalla fueron derrotados y muchos muertos, su sacrificio no fue en vano. Se iniciaron diálogos de reconciliación y se pudo volver a la democracia. Esos jóvenes marcaron el fin del militarismo en nuestro país.

Hubieron protagonistas muy importantes en esa batalla, estuvieron allí, futuros presidentes de la república: José Batlle y Ordoñez, Claudio Williman y Juan Campisteguy

Sin lugar a dudas el líder natural de  esos jóvenes era Teófilo Gil,  abogado, profesor, periodista, amigo de los amigos. Él contagió a sus compañeros el sentimiento de PATRIA, a ella dedicó su talento y también dio su vida por ella, el 31 de marzo de 1886, porque fue uno de los tantos muertos en el campo de batalla, también otro de sus hermanos, en esos mismos campos,  murió el día anterior peleando contra la tiranía.

Considero que nosotros los no tan jóvenes,  las actuales y nuevas generaciones de uruguayos deben saber que hubieron jóvenes orientales que lucharon y murieron por la libertad pública.

Hoy quiero honrar y admirar a esos valientes.

En aquellos campos de batalla se improvisó un cementerio donde aún están los restos de muchos de aquellos 200 gloriosos jóvenes.

Los restos de su líder: Teófilo Gil luego de 3 años, o sea en 1889, fueron trasladados a un cementerio de Montevideo donde descansan actualmente. Permanece en el lugar una cruz identificando donde fue  su sepultura y que pide un rezo, una plegaria por él y los otros uruguayos que murieron defendiendo una causa que creyeron justa.

Allí no fueron palabras, fueron hechos.

 

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