Uso y abuso de redes sociales (Poe el Téc. Univ. Gustavo Chiriff PCU-Frente Amplio)

Cuando en la década del 90, comenzó a introducirse en nuestros hogares la era digital a través de la computadora, que nos llevó a conocer un mundo desconocido con la famosa “Encarta”, que luego nos conectó a internet y nos abrió nuevas posibilidades de comunicación, nunca se nos ocurrió pensar que tan lejos iba a llegar esta revolución digital. El uso inicial de teléfonos celulares, nos maravilló con los mensajes de texto, donde comenzó un nuevo lenguaje, sobre todo liderado por los más jóvenes y que muchos nos fuimos adaptando. Hoy, el uso de los teléfonos celulares, en su versión inteligente, donde lo primordial ya no es la comunicación oral a distancia, si no todas las prestaciones que vienen incorporados y entre ellas el acceso a redes sociales, está revolucionando el día a día.
El uso de las redes en forma masiva en la población llevó a que se pueda interactuar con otros individuos de las formas más impensadas, pero también llevó a la banalidad de algunos temas y hechos que nos ocurren a diario. La visibilidad que se da en estos ámbitos, también permite actuar bajo el anonimato o detrás de grupos de opinión, dejando caer afirmaciones “supuestas”, se crea un ruido enorme en las redes, que a la velocidad que fluye es muy difícil discernir entre lo valido y lo supuesto, la objetividad de la información desaparece, se multiplican las manipulaciones, la guerra de relatos prolifera y domina la desinformación útil. Nunca como antes se había construido con ese alcance, falsas noticias, narrativas delirantes, informaciones emocionales. Hoy día, en las redes sociales ya no se sabe en absoluto qué es qué, qué cosa es una fake news o no.
En las fake news, la inmensa mayoría las reproduce con comentarios sin verificar su veracidad, se multiplica en progresión geométrica, llegando a millones en pocos minutos y después que esto ocurre ya no es posible revertir el relato, queda y se fija en la pantalla. En ese mundo virtual, que imaginamos que lo conquistamos, las grandes empresas de la comunicación, realizan enormes negocios por el efecto de el nuevo consumo de este mundo capitalista, que es el “estar continuamente” en las redes sociales, escrudiñando muros y opinando ligeramente.
Este cambio del paradigma de las relaciones sociales, vino para quedarse y para desarrollarse a fases más complejas, que puedan seguir vinculando la vida cotidiana de cada uno con todos, pero lo bueno es que dentro de estas redes conviven alternativas de información solidarias y que buscan resolver problemas que en solitario son imposibles, solo con la participación de muchos es posible. Poder transformar las redes en canales confiables de información, de estudio, de ayuda solidaria y de desarrollo productivo, es una tarea, sobre todo, de cambio cultural y de sociedad. Aún estamos a tiempo.

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