Derecho a la Salud y Derecho al Trabajo

Por la Dra. Agustina Escanellas- Vamos Salto

Los salteños creímos estar cerca del final de una larga batalla, más cerca de volver a empezar. Pero no, hoy estamos en el peor momento. Sentimos miedo e incertidumbre.
La salud es sin dudas, lo más importante. En el último año, ha sido el desvelo en el mundo, nuestro país incluido, y el eje de las medias y acciones. Los países han tomando decisiones  diversas, desde el confinamiento hasta la negación, varios matices y los resultados demostraron que no hay recetas y tenemos la sensación constante de perder la batalla.
La pandemia ha desnudado desigualdades y nos ha puesto a prueba.
Nos exige, ser cada uno nuestra mejor versión, que va más allá del plano individual. Sabemos que la batalla es colectiva, es un “nosotros”, no un “yo”. Tenemos que transitar esto de la mejor manera.
En Salto, desde el gobierno departamental, decidieron politizar e ideologizar  la pandemia en su peor momento. Cerraron las termas del Daymán y Arapey y con esto demostraron continuar con un estilo autoritario y discriminatorio de conducción y toma de decisiones. Poner las cosas en blanco y negro, en dicotomía, en los planos individuales.
En esta Semana Santa, lamentamos la existencia de salteños que no puedan llevar el pan a su mesa. Lamentamos que haya emprendedores y empresarios que desde hace meses han asumido  la responsabilidad de una gestión ajustada a los protocolos, que les ha implicado subir sus costos, y lograron subsistir, a pesar de todo el daño que se arrastra desde el año pasado.
Hoy fueron condenados a otra zafra más.
La postura del gobierno departamental es hoy “estas de un lado o del otro”. Un camino de división, impotencia y desesperanza. A los salteños nos separa, nos confunde y nos da más miedo.
Nunca estaremos de acuerdo en el estilo de gobernar de división, enfrentamiento y de agite de modelos de luchas de clases.
El camino siempre debe ser de diálogo y de búsquedas de soluciones de beneficio conjunto para los salteños. El del ver al otro como un par y a Salto como un departamento en donde las oportunidades se construyan desde la equidad, la empatía y la escucha. Públicos y privados, grandes, medianos y chicos. Sin etiquetas, sin prejuicios.
No podemos, en nombre del interés general, imponer que unos soporten la carga. Y si lo hacemos, debemos compensarlos, apoyarlos , sostenerlos, nunca estigmatizarlos y menos desconocerlos.
En el consenso construimos la democracia y la garantía del ejercicio de los derechos que se concientiza en igualdad.
No queremos un Salto en donde algunos sectores no sean escuchados. Los vimos peregrinar y rogar por soluciones que no llegaron y todavía esperan. Los vimos una vez más, caer rendidos y agotados. Sin fuerzas y sin resto. Donde cada  emprendedor, empresario, trabajador independiente, artesano siente que aún cumpliendo a rajatabla con lo establecido, quedó desprotegido porque se piensa con la lógica de los autoritarismos, del “tengo el poder”.
El capital trae trabajo, de eso estoy convencida. La impronta comunista solo trae pobreza. Los egos personales y los proyectos políticos nunca pueden estar por encima de los intereses de  nuestro departamento.
Con la decisión del gobierno departamental se violó la Constitución. Perdió Salto. Perdimos los salteños.
Desde nuestro lugar, seguiremos esta batalla. La que implora políticas del “y”, no del “vs”. No vale pelear desde veredas enfrentadas.
Vamos juntos en el mismo barco. Es el momento de extremar esfuerzos, cuidar nuestra salud, la de nuestra familia y no quebrarnos. De esta no salimos enfrentándonos, ni profundizando grietas.
Somos parte de la coalición de gobierno. En eso creemos y seguiremos por una sola vereda: la de la unión.

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