Las estrategias de manipulación de los medios

Por el Téc. Univ. Gustavo Chiriff / 1001- Frente Amplio

 

Hace ya un tiempo, venimos participando de una elaborada y planificada campaña en los grandes medios de difusión masiva, de la obnubilación masiva de la crítica. El continuo bombardeo de noticias e información, que muchas veces a primera vista resultan inocentes formas de transferir un concepto, esconden detrás de si una elaborada forma de dominación y de elaborar un relato muy distinto a la realidad.

La revolución comunicativa logró que grandes cadenas de televisión privadas tomaran con más rigor el monopolio del mercado mundial, que es todo lo contrario al mercado democrático, y encontraron a su mejor aliado en los gobiernos que defienden a capa y espada el sistema.

En América Latina, los monopolios u oligopolios que dirigen el mercado mediático no son la excepción a la lógica de un poder con alcance universal porque cada vez son más las familias en el mundo que tienen un televisor con acceso a toda la información transmitida. La masificación de los medios comunicativos como las redes sociales, televisión y otras plataformas digitales o convencionales censuran al pensar opuesto, porque no son democráticas en decisiones trascendentales, dado que un pequeño grupo económico con intereses propios es quien elige que hacer y siempre diciendo que hablan en nombre de la verdad.

El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky a la hora de hablar del papel y métodos utilizados por estos medios para la manipulación de la conciencia social e individual, expresa diez estrategias de manipulación, que son:

  1. La estrategia de distracción: desviar la atención al público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites económicas y políticas: mediante la técnica del diluvio de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
  2. Crear problemas y después ofrecer soluciones: lo primero es crear el problema, luego viene un momento exacto, una «situación perfecta», el objetivo es que la población sienta cierta reacción, después se propone una solución prevista.
  3. La estrategia de la gradualidad: toda medida tiene que ser gradual, es decir, periódica y sistemáticamente, para ir agregando sin inconvenientes las medidas impopulares.
  4. La estrategia de diferir: cuando no agrada al público una medida económica o política es expresar como «dolorosa y necesaria» la decisión. La tendencia es que se comprenda el episodio en el sentido que «mañana mejorará».
  5. Dirigirse al público como criatura de poca edad: la publicidad debe ser lo más superflua para la conciencia.
  6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
  7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: mantener lejos de la reflexión a la población para que no vea como es sometido a un control.
  8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: promover e incentivar al público a la moda de lo mediocre, estúpido.
  9. Reforzar la autoculpabilidad: la culpa es solo del individuo por su incompetencia y falta de inteligencia. Así no hay reclamos al sistema cuando la culpa es propia.
  10. Conocer a los individuos más de lo que ellos mismos se conocen: la ciencia y las nuevas tecnologías permiten más acceso a la información.

¿Qué tanto de todo esto vemos a diario? ¿Cuánto incide el bombardeo constante de una teatralización de la “gobernabilidad”? Sin dudas que las clases dominantes ven en estos medios masivos de comunicación, una nueva forma de hegemonía, de que las ideas dominantes son ideas de la clase dominante.

 

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